Sunday 30 October 2011

con "f" de fracaso

queridos y queridas, iba yo la mar de pancha en el bús de camino a ver a mi amiga alejandra (aka la mejicanita) leyendo un artículo cuando me entero que, por lo visto, la grandilocuente margaret thatcher se debió levantar un día con el cardado coliflower torcido y espetó: "cualquiera que viaje en autobús pasados los 30 es un fracaso".
con dos cojones, margaret. con dos cojones. si cuela, cuela, y si no me la pela.
ahora entiendo tu mote, bonita.
me dejó muerta, claro. ahí estaba yo, emocionada con mi mañana la mar de productiva cuando sentí cómo la dama de hierro me pegaba una "f" gorda y grande en la frente de un grapazo.
intenté de veras quitarme la idea (y la "f") de la cabeza, pero durante el café mi amiga alejandra quiso enumerar una lista de gente que conocía con éxito. como si quisiera recalcar que estábamos haciendo algo mal. y claro, casualmente todos ellos tenían veintipocos y argumentaban haber tenido mucha suerte estando en el momento y lugar adecuados. la paré antes de que la liara parda y quisiésemos inmolarnos del bajón.
confieso haberlo hecho también. compararme con todos y cada uno de los directores de cine de la historia hasta la saciedad cuando llegué al séptimo arte. "mmmmm...a ver...si menganito hizo su primera peli con 32 y yo tengo 26...pues todavía me quedan 7! uis, pues de sobra!". error. yo la mitad del tiempo siento que estoy en una rotonda dudando qué salida coger.
obviamente este jueguito llegó a convertirse en una lenta y dolorosa tortura. sobretodo cuando la película ni la hueles, te vas acercando en edad o que, horror de horrores, ya les has superado. o peor aún, compararse con amenábar (esto lo hemos hecho todos los del gremio) que dirigió su primera película con tan sólo 25 primaveras...vamos, es que prefiero que me aten las manos al big ben, los pies al london eye y tiren de mi cien mineros irlandeses de un lado, cien granjeros escoceses del otro.
pero, yo me pregunto, ¿qué es el fracaso?
teniendo en cuenta mi edad, status social y educación, ahora mismo debía estar (o cerca de estar) con pareja, hijos, carnet de conducir, coche (pagando letras), casa (pagando hipoteca) y trabajo estable.
bien. por no tener no tenemos ni el carnet de conducir así que vamos de culo.
insisto, ¿qué es el fracaso?
me acuerdo de la gimnasta rusa victoria komova al perder este último mundial por unas pocas décimas. al preguntarle el periodista si creía que merecía ganar, ella contestó escuetamente que no. "¿por qué?", le insistió. "porque he sido segunda".
la simplicidad de la respuesta no se me va de la cabeza. tampoco su dureza. y mucho menos que encima nuestra protagonista se llame "victoria".
hace poco, en medio de la típica crisis existencial que le da a una servidora el segundo miércoles de cada mes, me preguntaba yo en alto, "¿y si no valgo para el cine?". mi amiga lauri, que me escuchaba atentamente me dijo, "¿a qué te dedicarías?". "no sé, es que no quiero hacer otra cosa", comenté a sorbos y con el moco colgando. ella va y me suelta, "pues ahí tienes la respuesta".
le faltó levitar a la jodía, pero qué razón tenía...
así que supongo que el fracaso es relativo.
para mi es dejar de lado mis sueños, por muy absurdos y lejanos que parezcan. trabajar de 9 a 5, en el mismo sitio, con la misma gente. perder la curiosidad. dejar de aprender. que no me quieran. no saber jugar con niños. que se apague mi creatividad. no viajar. vivir en un mundo gris. irme sin haberlo intentado. decir imposible y creérmelo. rendirme.

el también primer ministro inglés winston churchill dijo que "el éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse".
estamos en ello.
no es por nada maggie, pero me quedo con el tito winston.

Sunday 23 October 2011

la tía pau recomienda...midnight in paris

queridos y queridas, hay películas que a una servidora se le resisten por nimiedades. a veces porque alguien te comenta que no le gustó o no estás de humor para un dramón o simplemente, y aunque suene de lo más superficial, no te llama la atención el diseño del póster. tal cual.
algo así me pasó con "midnight in paris", que se me atragantó como una almendra garrapiñada. en este caso por el actor principal.
nunca he sido muy fan de owen wilson. es de esos actores que a todo el mundo le hace gracia pero que a mi me pone un poco histérica. no sé muy bien por qué. cuando le veo en pantalla tengo la extraña sensación que me intenta vender relojes de segunda a precio de rolex.
vamos, que me engaña en toda la cara.
y eso que se trata de woody. mi woody. pero, aunque sólo sea el primer domingo de cada mes, woody es humano y también es capaz de dirigir auténticos sobaos pasiegos de vez en cuando. normal si vamos a película por año, alguna ñorda que otra cae por el camino.
total que un día tu amiga lauri te comenta emocionada que le ha encantado, que la tienes que ver, que te va a gustar muchísimo. su entusiasmo es tal que te dan ganas de sacar pompones.
así que pasada la medianoche la veo...
y caigo.
caigo redonda en la historia cual pelotilla de alcanfor. no de sueño, sino de emoción. woody me embelesa, me entretiene y me gana. por fin y por tres razones.
la primera: me hace reír. y mucho.
la segunda: envidia. pura y dura. imposible reprimir esa pelusilla que me entra al descubrir que, no sólo me hubiese encantado escribir esta historia, sino vivirla. igual que en rosa púrpura del cairo quiero ser un personaje y traspasar la cuarta pared. vivir otros tiempos. ser otras vidas. de realidad a ficción, de ficción a realidad. la nostalgia me embriaga y aquí, oh milagro, crece en mi una sorprendente y repentina empatía hacia el personaje de owen wilson. sobretodo por su inocencia y fragilidad. y también, por qué no, por ese quijotismo que lleva a cuestas de un lado para otro.
la tercera: dalí. brutal, genial, inesperado.
woody me deja un ansia: el de andar. y andar y andar y andar por una ciudad que, por las prisas de la vida, se me olvidó disfrutar.
así que ando. no es broma. sin prisas y sin rumbo fijo. por un barrio, el mío, que se me presenta como un terreno inexplorado. acostumbrada a ir de casa al supermercado y del supermercado a casa, llego a una calle que desconozco...ando un poquito más. a un parque...un poquito más...a un camino...un poquito más...a un puente.
me tengo que parar en seco. literalmente.
no me lo creo. ocho meses en este barrio y descubro que vivo a la vuelta de la esquina de un canal, un puerto, barcos-casa de nombre (por ejemplo) jessica, vacas peludas pastando que más que vacas parecen lamas, juncos, una reserva natural, un pub en una esquina que se llama ancla y esperanza, un hombre rema en el canal, un picadero con caballos, una pista de patinaje sobre hielo.
la realidad supera la ficción o, más bien, mi ficción se entremezcla con mi realidad y me entra un tic en el ojo izquierdo. esto ya no es empatía, esto es sentir ser el personaje de owen wilson. literalmente.
cáspitas.

y no puedo evitar pensar que a saber lo que a hay a la vuelta de la esquina. supongo que si uno no se mueve, no lo sabrá nunca. andemos pues. pero andemos en presente que lo andado, andado está.
o lo que es lo mismo queridos y queridas...andando que es gerundio...

Wednesday 19 October 2011

ósculos protocolarios

queridos y queridas, el otro día tuve una especie de revelación mariana. arriesgándome a sonar como una auténtica lunática, confieso que tengo más de una al día. no sé si es una cosa de "artista de la pista" o de "se me va la goma de la olla".
el caso es que la tuve.
siempre estoy buscando temas para el blog. tengo miles de ideas que flotan en mi cabeza como nubes. pero no es hasta que logro ligar una con otra que, literalmente, se conforman truenos y centellas. como una clarividencia. como si de repente se escribiese todo solo.
(sip...lunática).
el caso es que el otro día en un curro escaleras para arriba, escaleras para abajo platos en mano a temperatura del magma volcánico, mi amiga andrea (en un gesto muy suyo) le tocó efusivamente la espalda a un camarero inglés amigo nuestro como diciendo "hola". el chico, rojo cual tomate murciano a punto de eclosionar, se giró y soltó, "andrea, eres la persona más táctil que he conocido en mi vida".
en ese momento, y con los platos a punto de borrar mis huellas dactilares, me vinieron dos ideas y no sé en qué orden.
la primera, este pobre no conoce a mi familia.
la segunda, no me extraña que piensen así con lo sosos que son los ingleses que no hay más que ver el lío que se traen con los saludos.
los saludos...nunca he tratado los saludos en el blog...aparición mariana.
discurramos.
sin lugar a dudas el saludo que más me gusta, el rey de los saludos, es el de los ngá. el otro día leí que los ngá son una tribu africana del norte de malawi dónde, por lo visto, los hombres se saludan sacudiéndose mutuamente el pene.
grandioso.
visto así los españoles no nos complicamos mucho la vida (¿pa qué?). chica y chica dos besos, chica y chico dos besos, chico y chico mano.
ya está, no hay más.
hombre, siempre está ese o esa imbécil que sólo te da un beso y te deja amagando para el segundo con cara de gilipollas. personalmente, esta gente debería ser repudiada socialmente. fin del asunto.
en realidad dos besos no deberían ser para tanto. por lo visto algunos parisinos se dan cuatro. en ciertas zonas rurales de rusia se dan hasta seis (que digo yo que esta gente necesitará una reconstrucción maxilofacial tras una reunión familiar, ¿no?). en holanda a veces se dan besos en la boca entre amigos o familiares cualquiera sea su género. yo de hecho siempre me di picos con mis padres y hasta que alguien no me dijo que no era común (o pensaron que mi madre y yo éramos bolleras) nunca vi nada de particular en ello.
los ingleses por su parte (y bueno, todo aquel que su país no linde con el mediterráneo) son un "quiero pero no puedo". o lo que es lo mismo, "quiero frotar mi mejilla con tu mejilla hasta desgastártela pero mi educación victoriana y este corsé psicológico me lo impiden".
y aquí viene el lío. para ellos y para nosotros.
tras tres años de vivencias (y múltiples y diversas cagadas), por fin me he quedado con la copla del protocolo a seguir. a saber:
- si te presentan a alguien por primera vez le das la mano (no muy fuerte, eso sí, no le vayas a romper el omoplato del entusiasmo que son flojillos).
- si al despedirte sabes lo suficiente de esa persona (como mínimo nombre, ocupación y algún que otro hobby) entonces le das un abrazo.
- si le vuelves a ver otro día ya ni mano ni nada, directamente abrazo (suave, siempre suave que se asustan pronto).
- si le ves a menudo despiporre, beso y abrazo.
- si hay mucha gente y dudas entonces se aplica el saludo "pocahontas". levantas la mano y dices "hi" ( leve ladeo craneal, súper sonriente y en un tono vocal agudo para denotar "encantadísima de conocerte").
- y recordad, nunca nunca NUNCA hagáis amago de dar dos besos a no ser que la otra persona vaya como un meteoro. vosotros con la cabeza quieta y erguida que si no uno corre el riesgo de darle un pico a un completo desconocido (y ese momentazo sí que no tiene precio, creedme).

esta es la teoría, claro está. el digamos supuesto protocolo anglosajón. otra cosa muy distinta es cuando se tiene una amiga como andrea. porque andrea lleva en este país seis años pero se pasa el protocolo por el mismísimo y va achuchando y dando besos al personal a diestro y siniestro, cómo y cuándo le da la gana. y esto, no sólo le honra, sino que es digno de ver. la cara que se les queda a estos pobres anglosajones es un poema. curioso es sin embargo que, aunque se pongan rígidos como el palo de una escoba, todos acaban por cogerle el gustillo. y tanto, no falla.
el ser humano tiene piel por algo.

yo la verdad mandaba a los ingleses una temporadilla con los ngá...
lo puedo decir más alto, pero no más claro.
gran estampa.

Thursday 13 October 2011

érase una vez que se era...

queridos y queridas, acabo de volver de pasar el fin de semana en copenhague. tierra de los carritos de salchichas, de la "rave" más breve del mundo (un minuto), del siempre optimista lars von trier y de andersen y su sirena.
y a eso voy. a la sirena.
hallábame yo tranquilamente tomando unas tortitas de nueces con frambuesa cuando las colegas danesas de mi amiga decidieron traumatizarme de por vida y, de paso, hacer que me atragantara con una de las dichosas tortitas hasta tornar en un azul turquesa del shock.
resulta que la sirenita, esa que quiso ser humana para conseguir su príncipe, no acabó casada, ni feliz, ni siquiera siguiendo la dieta estricta a lo dunkan a base de perdiz que insinuaba la película disney.
no.
la sirenita quiso ser algo que no era y por ello fue castigada. por lo visto andersen y su humor danés la convirtieron en espuma de mar condenándola a vagar de por vida por los gélidos mares nórdicos ola para arriba, ola para abajo.
y además el príncipe se fue con otra.
hay que joderse con los daneses y sus cuentos infantiles.
claro que viene del mismo autor que escribió mi cuento favorito y de paso el más triste del universo, la pequeña cerillera, responsable de que pensara seriamente en el suicidio con cinco años de edad.
total, que el descubrimiento me dio que rumiar.
y no sé por qué me acordé de hansel y gretel. que no es un cuento danés ni de andersen, pero me acordé igual.
el otro día en el metro de londres observé que una dependienta del tesco (nuestro mercadona anglosajón) llevaba sobre la chapa con su nombre (pongamos, "sue") otra chapa en la que se podía leer "deaf" (sorda).
la verdad, un poco radical para mi gusto pero útil supongo.
y me dije, ¿no estaría bien que, como los hermanos del cuento, en vez de migas para encontrar nuestro camino y no perdernos, la gente llevase chapas que calificasen cómo son para no decepcionarnos o equivocarnos? la gente debería llevar una chapa con un adjetivo calificativo que les describiese. como "imbécil", "soplagaitas", "bipolar", "promiscuo", "judas","vago","soso","plasta hasta reventar", etc.
porque digo yo, ya que nuestros padres nos depositan aquí para que nos busquemos la vida por el bosque que se supone es la vida..¿no estaría bien tener una especie de guía?
claro que en realidad todos sabemos que las migas se las comieron los pájaros, que efectivamente se perdieron y que casi la espichan a causa de una anciana infanticida.

vamos, la vida misma.