Thursday 6 September 2012

polvo eres, y en polvo te convertirás

queridos y queridas, irrumpo mi silencio porque la verdad, la historia lo merece.
una de las razones por las cuales este verano me dirigí hacia costas marbellíes fue porque mi madre y yo teníamos una misión importante. misión postpuesta demasiadas veces y que urgía.
la verdad es que da hasta vergüenza verbalizarlo...
el caso es que teníamos que arrojar al mar las cenizas de mi abuela y de mi tía lourdes.
y lo califico de misión por múltiples razones. en primer lugar, porque las pobres llevaban en sus respectivas urnas dos años mi abuela y seis mi tía. en segundo lugar, porque las cenizas viajaron de madrid a coruña, y de tierras gallegas a marbella en una bolsa azul de ikea (y especifico azul porque todos sabemos que si fuese amarilla tendría nombre: hurto.) y en tercer lugar, porque eso de echar restos humanos al mediterráneo está más que prohibido. con mi abuelo materno confieso que ya infringimos la ley. pero en esa ocasión unos amigos nos dejaron un velero, así que te pasas la ley por el pebetero pero con estilo.
en este caso ya digo, ni velero, ni ná: bolsa azul de ikea.
pero la misión no es tan fácil como parece. 
para empezar porque hay que elegir un lugar con significado...ya que han estado las pobres ahí encerradas la torta de años, hacerlo con una poquita de gracia, no?
el caso es que nos podríamos haber ido a cualquier playa de marbella (será por costa, coñe). pero no, lo  más "lógico" en este caso era tirarlas en uno de los espigones del paseo marítimo del pueblo. así que, ni cortas ni perezosas, mi madre y yo aparcamos el coche (y las cenizas) en el parking y nos lanzamos en busca del lugar perfecto. y paseo para arriba, paseo para abajo deliberamos..."este no que hay mucha luz, mejor ese" "uy no, pau, que ese está muy oscuro y vamos a parecer sospechosas" "pues en ese" "no, no, que esa playa no le gustaba nada a tu abuela"...
decidimos por fin por el oscuro porque, por muy sospechosas que parezcamos, si vemos a la benemérita echamos las urnas al mar sin parafernalia, silbamos, miramos para otro lado y "pío, pío que yo no he sido".
así que de vuelta al parking recogemos la discretísima bolsa de ikea, las margaritas blancas que compramos dos minutos antes de que la floristería cierre y vamos de excursión a nuestro espigón secreto.
más, alas! de secreto nada que en el mismo lugar dónde nos disponíamos a celebrar la liturgia hay un marroquí fumándose un canuto de dos palmos.
ahí estamos mi madre y yo, con la bolsa de ikea, en un espigón oscuro al lado de un marroquí, que no sabemos si irnos, o quedarnos o sentarnos al lado de él o qué. además que tiene que ser ahí, no por nada, sino porque las olas no chocan con tanta fuerza y el viento favorece al no acabar hechas unas croquetas echando las cenizas.
total, que no hay marcha atrás y decidimos sentarnos en el lado opuesto al marroquí. el marroquí nos mira.
decidimos empezar por mi tía lourdes que lleva metida más tiempo. mi madre se pone sentimental (obvio, era su hermana) y dice unas palabras la verdad que preciosas. me toca, he de abrir la urna. "mamá esto no abre" "pau, ¿cómo no va a abrir? ¿no te dije antes de salir de casa que chequearas las urnas?" "no mamá, tú me dijiste que mirara a ver si estaban bien, y estaban en su sitio pero no las abrí" "no, no, no. pero bueno. a ver, ¿cómo se abre?" "como una lata de nesquick" "y la de tu abuela?" "igual, pero la de la abuela se abre fácil porque lleva menos tiempo" "¿y ahora qué?"
pues ahora dale que te pego a la lata...con una llave, con las uñas, con los pendientes, con una moneda, y otra vez con las uñas hasta que (por fin!) se abre.
"se ve que no quiere dejarnos" "ni que lo digas..."
al borde del espigón echo las cenizas mientras mi madre tiras las margaritas. suena bucólico y divino, pero no. porque las flores no llegan al mar y las cenizas van mitad al agua, mitad a mi boca. "mamá, esto no está funcionando" "que sí, que sí tu sigue que ya se lo llevará la corriente".
nos sentamos de nuevo. ea, ahora toca la abuela.
en ese momento llega el segundo marroquí, amigo del primero. se sienta, hablan, nos miran.
"qué hacemos, mamá?" "nada, nada, ya te taparé yo con las flores". flores quedan cuatro y un tanto escuálidas, pero vale. me toca de nuevo. pero esta vez no quiero comerme la ceniza. así que no sé que me pasa, que me posee el espíritu de una percebeira y se me pone entre ceja y ceja acercarme más al mar. con una mano la urna, con la otra voy bajando mientras oigo la voz de mi madre en la lejanía ("que te vas a romper la crisma!") la cual, ignoro. al llegar a la piedra deseada mi pie izquierdo se engancha y si tuviese dos manos libres podría parar el desastre. pero no. así que por un segundo que parece una eternidad me visualizo perfectamente con los piños en las roca. en el último momento, me paro con la punta de los dedos, me arranco la piel (cómo no, llevo chanclas), hago el remolino en el aire y caigo de culo una roca más cercana de lo que me había propuesto en un principio.
mi madre. "yo no digo nada...pero ya te lo dije". 
yo. "mamá, tira margaritas". 
tiramos las cenizas y las margaritas. y nos sentamos mientras el faro nos ilumina de forma intermitente. la luna está llena y, sí, la marea sube poco a poco llevándose las flores y las cenizas. los marroquíes se van. la gente anda por el paseo ajena a todo. lloro.
"¿te has hecho daño?" "no".
me sacudo la arena y la ceniza de los vaqueros. me ajusto el foulard y descubro una pegatina dorada que no reconozco...la quito y leo lourdes frías rudolphi 07-02-1957 + 11-07-2006
"de la urna. ya te dije yo que no quería irse..."

al día siguiente todas las cadenas de televisión relatan el incendio más importante en muchos años en la costa del sol. la verdad es que nos pasó rozando. mi madre y yo desayunamos en la terraza mientras vemos ir y venir a los aviones y helicópteros que recogen agua del mar sin cesar y la llevan para apagar las llamas.
silencio pensativo.
"con la de años que hemos tardado en tirar las cenizas al mar, espero que tu abuela no esté en uno de esos aviones camino al monte...la pobre odiaba volar".
sonrisa...