Friday 21 June 2013

zumba en el infierno


queridos y queridas, los que seguís el blog sabréis que hace ya tiempo me apunté al gimnasio (si no os recomiendo "la piscina"). como ya podíamos imaginar, he tenido mis más y mis menos con la asiduidad. da igual si tienes el gimnasio que te puedes tirar haciendo el ángel desde tu ventana, una es capaz de hacer petit point con los pies con tal de encontrar una excusa para no ir. el caso es que con mis idas y venidas pues olvidé momentáneamente los horarios. hasta ahora...
a zumba iba los lunes. ni los martes ni los miércoles ni los domingos. 
los lunes. y por una razón.
partamos de la base que una no es profesional del baile (sorpresa). pero tampoco disléxica. hay materia, así que algo nos podemos mover. el asunto es que necesitamos una profesora que nos ponga las cosas sencillas. directas. simples. para lerdas. ya en clase, todas nos dejamos llevar pensando que somos beyoncé. y de beyoncé nada. ni en sus fotos malas. pero al menos sigues los pasos y tu cráneo no da con el codo de la de al lado de la emoción. el grado de movimiento de cadera eso sí es secundario y opcional.
el caso es que para que una consiga dicho objetivo va, insisto, los lunes. los lunes da la clase petra, una rubia neumática recauchutada que nos deja a todas a la altura del betún. la tía se mueve que parece gelatina royal. pero al menos lo que yo hago se asemeja parcialmente a lo que ella hace. si me dice que va a hacer salsa, hago salsa. si es rumba, pues rumba. si ella cuenta 1, 2, 3, y 4, efectivamente es 1, 2, 3, 4, y si ella dice que vamos hacia la derecha, todas (importante) vamos a la derecha.
sin embargo esto no pasa todos los días. despistada con el vaivén de los horarios me planto en el gimnasio un sábado, horror. los sábados pertenecen a daniella.
daniella tiene el culo más duro que el acero galvanizado. es brasileña así que una da por hecho que cada clase van a ser los carnavales de río. ella entra siempre saludando a todas que parece la reina de la comparsa. un desparpajo. una soltura. piensas "si ella no sabe, ¿quién coño va a saber?" 
error número uno. yo soy española y si te bailo por bulerías soy chiquito, no sara baras. pero, he aquí un dato importante, no soy monitora. ella sí.
el caso es que primero pregunta si alguien no ha hecho nunca zumba. el otro día había tres novatas. una rubia que parecía iba rodar el próximo anuncio de nike. toda ella de rosa y divina de la muerte. y luego dos negras de amplias dimensiones que habían decidido colgarse el joyero entero en su cuerpo. más oro que en un "compro y vendo". daniella, con una sonrisa que no puede ser más inocente y cordial, les comenta que primero calentaremos y más tarde subiremos el ritmo. ellas devuelven la sonrisa tímidamente.
ilusas...
efectivamente daniella empieza con lo típico. que si pierna estirada para atrás. que si el brazo alrededor del cogote. que si botamos un poquito. para un lado. ahora para otro. soltamos los músculos. y de repente...
de repente daniella no es daniella sino el demonio de tazmania. no sé en qué momento ella debe pensar que pasamos de ser meras clientes de un gimnasio a componentes del cuerpo de baile de jennifer lópez. pero es en ese preciso instante cuando tú te despides de tu salud mental y, sobretodo, de tu dignidad.
hay dos cosas que has de temer cuando estás en su clase. 
1) su cara. cuántos más guiños, señas, muecas y aspavientos haga su rostro, menos te vas a enterar. ella cierra los ojos y entra en un trance epiléptico en el que las demás no somos partícipes. ella cree que sí. pero no. por una sencilla razón.
2) sus gestos. nuestra querida monitora, además de sufrir tics faciales a go gó, se cree la teniente o'neal de misión secreta en irán y comienza a realizar ademanes que solo ella entiende. utiliza sus manos para hacer señas que luego no se corresponden con la realidad de la coreografía.
a estas alturas la clase es un cuadro de mamarrachas. las dos negras no se enteran de nada, además que yo creo que los 15 kilos de metal que llevan encima no les beneficia para nada. la que arrampló con el modelito perfecto en decathlon está espasmódica. la pobre se lo toma tan a pecho que creo colapsará en cualquier momento. luego está la inglesa de metro noventa con menos carne que la pata de un gorrión, que da igual que no se pierda ni una clase, la mujer tiene el sentido del ritmo en el empeine y parece que esté escuchando otra música diferente. además, como buena inglesa que es toda ella es un colorete. a esa mujer le falta oxigenación por toda la cara. también tenemos a las ratillas. esas dos que siempre se ponen en primera fila con gafillas y que al escuchar la canción empiezan la coreografía antes que la propia monitora. bueno, pues esas mismas mañana están en el hospital con dislocación de cadera. y luego estoy yo. que miro alrededor pensando "¿soy la única que se percata de este "sindios"?
juro en arameo, y en sumerio, y en sánscrito. nunca. nunca. nunca más un sábado.
tras 45 minutos de locura absoluta, de jaqueca crónica, de leches por doquier que parecemos pollos sin cabeza y no una clase, llega el estiramiento final. yo respiro.
de nuevo, ilusa...
ella, daniella, no contenta con la humillación y la anarquía por las que nos ha hecho pasar. decide que nos pongamos en pareja y nos hace realizar una especie de ballet absurdo con una completa desconocida como si tuviésemos cuatro años y en prescolar. ya no me siento mujer. amputada de mi femineidad, acabo la clase con la sensación de tener que ponerme el "babi" y jugar con acuarelas al llegar a casa mientras me tomo la merienda.
ni "woman power", ni beyoncé, ni qué niño muerto...
ironías de la vida, he pagado por este maltrato. 
epic fail.

nunca. nunca. nunca más un sábado.


Wednesday 12 June 2013

"¿qué tal vas de lo tuyo?"


queridos y queridas, hay una pregunta que se repite generación tras generación. un eco que reverbera sin cesar. no importa de dónde provenga uno. da igual a qué medio en particular nos dediquemos. qué más da la edad que tengas. si te dedicas a cualquier rama artística y alguien de fuera quiere saber cómo te va, la frase que te perseguirá de por vida es aquella de: "¿qué tal vas de lo tuyo?"
no falla.
analicemos, pues.
por un lado podemos observar que no se especifica "qué" es lo tuyo. podría ser desde un resfriado común a un quiste ovárico. a mi desde luego me suena poco a cine. tampoco nos debe molestar. de toda la vida ha existido un silencio sepulcral alrededor de las enfermedades. parece que el no nombrar el "mal" hace que no exista del todo a los ojos del familiar o amigo. si no se dice es como si no fuese. porque ellos se niegan a aceptar que tú como concha velasco "quieres ser artista". de eso nada. nunca. así que lo tratan como algo mucho más liviano. porque, no nos engañemos, si te dedicas a eso del artisteo, suelen creer que es como la gripe. en algún momento pasará.
y de ahí la elección del verbo y su tiempo. "¿qué tal vas...?" es decir, cómo llevas los síntomas, se te han pasado y/o sigues con nauseas. o sea, "¿se te ha quitado ya la tontería?". 
es como cuando decías que estabas enfermo de pequeño. tus padres no te hacían ni caso hasta que no echabas la pota en medio del pasillo. de una forma u otra siempre piensan que les estás tomando el pelo. que en algún momento les vas a decir "que no! que era coña!". pero no es hasta que regurgitas el desayuno que ven que vas en serio. esto es lo mismo. los pobres sueñan que un día te levantes de la cama, entres en la cocina y espetes "estoy curada! estoy curada!" y al día siguiente te pongas a estudiar oposiciones.
"¿qué tal vas de lo tuyo?"
es curioso porque luego si preguntan a alguien que tiene un trabajo "normal" (abogado, economista, médico, sociólogo, etc), les oirás decir aquello de "¿qué tal en el trabajo?"
no lo hacen a mala fe. pero, seamos sinceros, la mayoría de familiares y amigos no saben a qué te dedicas realmente. quieren que ganes un goya, pero lo más seguro es que no lo ganes en tu vida. quieren que les invites al estreno de la película en la que trabajaste, pero a lo mejor no te invitan ni a ti. 
quieren lo mejor para ti, pero a lo mejor eso que quieren no es lo mejor para ti.
el principal problema es que amigos y familiares no saben que la enfermedad suele ser crónica. cómo les explicas que ese virus lo tienes por todo el cuerpo y que de pasajero nada. cómo les haces entender que no puedes dedicarte a otra cosa. que esto es de por vida. que no hay cura ni remedio.
y aunque la hubiese, no la tomarías.