Me sacan de quicio las moscas de verano. Son tontas, punto. ¿Cómo es posible que puedan entrar por una rendija de dos milímetros y luego den por culo toda la tarde porque no saben salir a pesar de tener todas las ventanas de la casa abiertas? Me puede.
Me saca de quicio Pablo Motos.
Me saca de quicio que me digan que me "tranquilice". Obviamente, y como tod@s sabemos, provocará el efecto contrario. Que no hable como si me hubiese tragado un monje tibetano no quiere decir que esté alterada, pero si me dices "tranquila", yo, con voz frenética y subiendo peligrosamente de tono te contestaré, "pero si estoy tranquílisima". Irónicamente, decirle a una persona tranquila que se tranquilice creará justamente el efecto contrario. Tal cual.
Me saca de quicio el número de tarjetas que tengo. Cuando tengo que pagar saco la del gimnasio, cuando estoy en el gimnasio saco la del metro, cuando estoy en el metro saco la de crédito y cuando estoy en el super saco la sanitaria. Puede que sea mi culpa, que no las tengo debidamente ordenadas, pero, ¿en qué momento nuestras vidas se han convertido en una ristra eterna de tarjetas para todo y de todo?
Me saca de quicio Isabel Díaz Ayuso.
Me saca de quicio olvidarme el kleenex dentro del pantalón cuando pongo la lavadora. Clásico. Abres la puerta del tambor y empiezas a ver virutillas blancas por todos lados....al principio, por un segundo, no caes...pero luego....ay Mari Carmen, ese inocente kleenex cae por su propio peso y te cambia la jeta. Se te queda, hablando en plata, cara de gilipollas. Las carcajadas vienen luego, quitando las virutillas. Unas risas vamos....
Me saca de quicio la peña que pone la música en altavoz en el metro y en otros lares similares. A ver, merluzos, hay un pequeño dispositivo muy útil llamado auricular que se introduce en cada oreja y te permite escuchar perfectamente tu reggetón favorito sin que a mi me dé un parraque. Es bien sencillo pero cómo cuesta entenderlo.
Me saca de quicio y mucho, las pegatinas en los objetos, como por ejemplo, el precio de un libro o de unos bombones, que no se quitan fácilmente. ¿Para qué ponerlas cabrones? Tienes que raspar, usar agua caliente, dejarte las uñas y encima el pegamento parece superglue coñe, que se te irá pegando toda la mierda del universo en el maldito recuadro.
Me saca de quicio la gente que "canta" encima de una canción pero que no se sabe las letras y encima desafina. Pregunto, ¿por qué? No tengo nada más que decir.
Me saca de quicio que el rollo de film transparente se me haga un lío. Buscar y rebuscar dónde se encuentra el principio entre los miles de miles de filillos que se han quedado incrustados porque tú has ido de loca de la pradera y has enrollado las cosas como si no hubiera un mañana y ahora, o enrollas una aceituna o no enrollas nada.
Me sacan de quicio los "abre fácil". Ni abren, ni son fáciles. Amos, no me digas.
Me sacan de quicio esos personajes que se ponen justo delante tuyo en la playa y te tapan las vistas del mar cuando hay espacio de sobra en cualquier otro lado. Les hacía comer arena. Así lo siento.
Me saca de quicio ver trailers de películas. Te destripan toda la historia. No solo eso, es que sabes estás viendo hasta escenas del mismísimo final. Lo que viene siendo muy mega ruin y rastrero.
Me sacan de quicio los cuchillos que no cortan.
Me saca de quicio todo aquello que es para diestros única y exclusivamente. Léase, sillas con mesa para escribir, tijeras, abrelatas, sacacorchos...menaje del hogar, vaya. El mundo gira en torno a los diestros y hasta que no eres zurdo ni te das cuenta.
Me sacan de quicio las personas, bueno, seamos sinceras, los hombres, que me explican lo que ya sé, lo que ya entiendo. Por ejemplo, cómo encontrar un archivo en mi propio ordenador, en qué consiste mi trabajo o cómo buscar una película en mi televisor. Agüita.
Y me sacan de quicio l@s racistas, l@s homófob@s, l@s machistas, l@s ultraderechistas, l@s gordófob@s, l@s maleducad@s y en definitiva, aquell@s que no respetan a los seres humanos, así en general. Punto.
Continuará?
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