queridos y queridas, la vida no deja de sorprenderme. todo el mundo tiene una opinión sobre ella. algunos piensan que es injusta, otros peculiar, y unos pocos privilegiados (o ilusos) te dirán que es hasta bella.
yo creo que es surrealista.
el otro día en menos de 48 horas mi vida pasó de esto:
a esto:
de vuelta a casa de la boda alguien comenta que por lo visto hay disturbios en londres.
el resto opinamos que eso no es noticia, que londres es un disturbio continuo...
craso error.
al día siguiente no dejan de pasar debajo de casa chavales con bates de béisbol. pegamos la nariz a las noticias y vemos cómo, poco a poco, los disturbios se acercan a nuestro barrio. nadie sale a la calle.
los antidisturbios no hacen ni el huevo. en casa flipamos ante la incompetencia e inocencia británica. en españa por menos te abren la cabeza...ni tanto ni tan poco hombre, pero que alguien haga algo porque están ardiendo casas. gente sin hogar. pequeños propietarios sin tiendas...
y mucha ignorancia. los chavales no saben ni por qué hacen lo que hacen. no sólo están que echan humo, es que parecen no tener miedo de nada.
y no puedo dejar de pensar en los sex pistols, su anarchy in the uk y dos de sus estrofas:
don't know what i want
but i know how to get it
comienza la histeria colectiva. pasamos de seis mil a dieciseis mil policías. el primer ministro cancela sus vacaciones y permite el uso del cañón de agua (a buenas horas mangas verdes). mientras tanto (en un universo paralelo) una representante de la policía hace un llamamiento a los padres de los chicos culpables de los disturbios. pide (por favor, por favor) que no dejen salir a sus hijos a la calle. que si ven que llevan unas adidas nuevas (patrocinador no oficial de los disturbios) o un teléfono de última generación, les pidan explicaciones...
no sé cómo decir, no sé cómo explicar que la policía no hace nada, que el primer ministro debía haber venido mucho antes, que un padre no va a lograr parar a su hijo adolescente mientras haya televisiones de 32 pulgadas gratis a gogó y sobretodo, que también hay gente robando alimentos porque no tiene para comer.
esto es un hecho y si no se entiende es que uno vive en la inopia.
así que seguimos encerrados en casa. porque además vivimos en esa frontera invisible entre caribeños, judíos y turcos. que parece un chiste pero no lo es y se puede armar la de dios es cristo.
y entonces ocurre lo inesperado...
los turcos, ante la llegada inminente de chavales armados hasta los dientes que esto parece el bronx, salen a la calle con escobas y en manada. saben que si no les paran se quedarán sin sus negocios. esos pequeños establecimientos que salvan cada noche la vida de muchos borrachos...
los kebabs.
y salen además como si eso fuese la batalla de galípoli. y no sólo logran echarles, sino que también logran que no avancen hacia nuestro barrio.
no sé vosotros qué opinaréis, pero aquí en casa creemos fervientemente que hay que comer mucho pero que mucho más kebab a partir de ahora como muestra de gratitud.
this is london.