Thursday 1 June 2023

El tiempo

 Queridas y queridos, el tiempo lo cambia todo. Absolutamente todo. Puede que lo queramos parar, alargar o incluso retrasar. Pero él, implacable e inexorable, sigue su camino, ajeno a todo. Caiga quien caiga, pese a quien le pese.

El tiempo puede ser amigo o enemigo...dependiendo de cómo lo queramos ver. "El tiempo lo cura todo", te decía tu madre cuando te rompieron el corazón por primera vez. Tú entonces no lo entendías, pero después de varias caídas, subidas, bajadas, más corazones rotos, hechos pedazos, pasa el tiempo y, efectivamente, lo cura. No duele como al principio. Queda un resquicio, un eco, una memoria, una cicatriz. Pero el tiempo, pacientemente, lo ha llegado a curar. 

El tiempo también es relativo. Subjetivo. Esa clase tediosa con ese profesor insulso puede sentirse como una vida, mientras que una charla con una amiga puede pasar rápido como un suspiro. 

Y no sé si es porque es mi cumpleaños dentro de poco, pero me he puesto a pensar en eso, el tiempo. Cómo me he pasado los últimos cuatro años intentando curar una herida abierta. Una nube negra en la frente. Un tigre que acechaba a cada esquina. Para ello, he hablado, he gritado, he llorado, me han medicado, he escrito, he leído, he paseado, he pasado de todo y me he escondido en mi cuarto, me he derrumbado, he reído, he trabajado, he creado, he escuchado...y mientras todo transcurría, también pasaba el tiempo. Sin yo ser casi consciente. Oculta en una esquina lamiéndome la herida.

Cuatro años.

Y el otro día viajé al pasado. 

Ya, ya sé que no se puede. Pero es cómo me sentí al visitar Londres tras cuatro largos años. 

Los recuerdos, los horrores, las risas, el trabajo sin descanso, los madrugones, los parones a por café, la sidra fría sobre el césped, la mesa de picnic en el jardín del bar, los amigos (verdaderos, verdaderos) amigos, el lago, la psicóloga, la ruta del bus, la soledad....

El tiempo había pasado y mi Londres, vil y cruel la última vez que nos vimos, se había tornado en un lugar que me abría sus brazos de par en par y me susurraba suavemente al oído: "¿Y si vuelves?"

Una locura, una enajenación, un delirio. 

Hace cuatro años salí de aquella ciudad huyendo. No miré para atrás. Y de pronto no solo estaba mirando hacia mi pasado, pero al futuro también. Toqué la cicatriz que me quedó de aquella experiencia y, como si fuese magia, se fue haciendo un poquito más fuerte. Los recuerdos, los horrores...seguían ahí, sí, pero sosegados, plegados como acabados de planchar, como una huella de lo que pasó, lo que fue. Pensé que me encontraría con el curso de un tsunami, y, en vez de ello, el mar estaba en calma.

No sé si es porque es mi cumpleaños dentro de poco, pero el tiempo se me hace esencial, vital. El tiempo que me queda, el que he gastado, el que he aprovechado, el que he desperdiciado. 

Y sin embargo, es como si empezase de nuevo. Como si estuviese aprendiendo a andar, con el recuerdo de haber corrido por una pradera antes. Aprendiendo a comer, con la memoria de esa paella que hacía mi abuela. Aprendiendo de cero, con el eco de haber estado ya aquí. 

Es lo que ocurre con el tiempo, que se aprende y, cuando un@ decide volver a la casilla de salida se acuerda de los logros y fallos que ha tenido. No puedes detener los nervios, pero tampoco la seguridad de que esta vez las cosas cuadrarán, como un puzzle, porque has hablado, has gritado, has llorado, te han medicado, has escrito, has leído, has paseado, has pasado de todo y te has escondido en tu cuarto, te has reído, has trabajado, has creado, has escuchado....has crecido.

No sé si es porque es mi cumpleaños dentro de poco, pero recuerdo ese primer "el tiempo lo cura todo" de mi madre y sé que tiene razón. 

Estaré bien.

No comments: