Sunday 8 September 2019

las tres barbies malibú


queridos y queridas, nunca os he hablado de la maravillosa carmen. bueno, en realidad se llama carlos. aunque también le llamamos la cari, porque no hace más que repetir "cari" por aquí "cari" por allá. pero sobretodo es la carmen. él ya se ha acostumbrado. de la misma forma que a mi me llaman marisa porque llamo así a todo el mundo, seas chico, chica o viceversa. me da igual. 
el caso es que le conocí casi nada más llegar a londres hace ya once años. él curraba en ventas para una cadena de televisión y era el ex-rollo de un amigo de la ex-compañera de piso de mi hermano borja. todo muy sencillo ya veis.
yo andaba queriendo conocer a alguien del medio así que nos juntaron y quedamos. mi desesperación era tal que me presenté currículum de cinco hojas en mano. pobrina pau del pasado, qué inocente y pastelista. quedamos en un pub, así que nos pusimos ciegas de cerveza y la carmen ni tan siquiera olió la tinta del cv.
las dos hemos ido evolucionando en esto del cine. la carmen es ahora ejecutiva agresiva de ventas en paramount y servidora anda con sus rodajes super pop. las dos hemos evolucionado favorablemente (y como ya somos señoras mayores, recordamos cada vez que quedamos la historia del cv, que da mucho juego).
total, que resulta que un día la carmen me invita a cenar a su casa y, entre sidras, cervezas, aperol spritzes varios y el agua de los floreros, nos dimos cuenta de que los dos, no sólo queríamos viajar, sino que queríamos mar, y para ser más precisos caribe, bien de caribe. así que borrachas como la mario vaquerizo, decidimos que nos sacaríamos un viaje baratillo de british airways de esos que incluyen hasta el pijama.
al acabar la noche, nos despedimos, yo saliendo de su casa tambaleándome, y las dos gritándonos algo así como "pero vamos eh?" en bucle mientras bajaba las escaleras de dos en dos. esta frase, dicha por dos borrachas, querría decir habitualmente que no fuimos ni de coña. pero no, no, no. a la semana teníamos nuestros billetes con hotel y pijama incluidos a la maravillosa isla de santa lucía.
toma que toma.
una vez allí queríamos conocer absolutamente TODAS las playas de la isla. así que decidimos alquilar un coche. la carmen y yo nos visualizábamos a lo barbie malibú con un 4x4 y con nuestras  melenas al vent. pero el destino, y esa señora con cara de aguacate pocho de la compañía de alquiler, nos dieron en todo los morros con un turismo de los de toda la vida. eso sí, color plata. si llega a ser marrón nos cortamos las venas allí mismo delante de ella.
tras varias excursiones a diversas y entretenidas playas, nos dimos cuenta que nos habíamos centrado únicamente en el lado del mar caribe. ¿y el lado del océano atlántico? ¿por qué nadie iba por esos lares? ¿qué aventuras nos podía deparar? leímos en una guía que había una playa idílica, recóndita, solitaria y llena de palmeras a una hora y media de nuestro hotel. ¿idílica? ¿recóndita? ¿solitaria? ¿y llena de palmeras? música para nuestros oídos. no nos digas más. vendido.
así que las barbies malibú se van a la aventura en su utilitario, sin un simple sandwich o una botella de agua porque somos muy pero que muy rubias. guiadas por ese invento revolucionario a la altura de la rueda o el fuego que es el gps, y sin el cual acabaríamos ciertamente dentro del agua, llegamos a un camino pongámosle, dubitativo. y digo dubitativo porque no hay que olvidar que el resto de carreteras que habíamos transitado consistían en pegotes de cemento puestos al tuntún. ahí no había ni orden ni concierto, ni sonata ni ná de ná. eso era caos, puro caos.
así que la carmen y yo, al ver que los pegotes de cemento se transformaban en un camino angosto y serpenteante repleto de lodo y jungla pues paramos el coche a dilucidar qué hacer un poquito. lógico, por otra parte. pero como ya hemos comentado anteriormente tendemos al rubio intenso reykjavik, así que nos dijimos, pues si la cosa se pone fea nos damos la vuelta, qué nos puede pasar, ¿no?
si es que me entra la risa de solo pensarlo.
total que allá que vamos las tres (la carmen, la marisa y, teniendo en cuenta lo que nos acontece a continuación, el coche, que ya es una más). al principio son todo risas claro....
-uis mari, hay que ver que botes, jajajaja
-qué dolor de coxis, carmen, jejejeje
-anda cari, que el camino se está estrechando pero bien.
-uis, ese ruido del coche no ha sonado muy allá, pero sigamos.
-cari, cari, ¡el cocoterooooooooo!
-¡ayayayy que estamos rozando los bajos!
-¿rozando cari? ¡¡¡¡los estamos metiendo en una turmix!!!!
-¡coño que ya no podemos dar la vuelta!
-¡CARI, COÑO, QUE YA NO PODEMOS DAR LA VUELTA!
cuanto más bajábamos, peor se ponía la carretera. y cuanto peor era la carretera, nuestro pobre turismo se asemejaba más a una cafetera destartalada. yo creo que íbamos perdiendo por el camino bujías o cosas de esas de las que no tengo ni idea. desde luego el asunto no pintaba muy bien. cada vez que raspábamos los bajos gritábamos a mandíbula batiente, o sea todo el rato, así que por fin decidimos que había que dar la vuelta como fuera en un sitio donde, omg, no se podía dar la vuelta.
recordábamos que unos cuantos metros más atrás habíamos divisado un miniwini hueco de unos cinco centímetros de ancho para dar la vuelta pero que, debido a nuestra desesperación y/o delirio, nos pareció más bien una pista de aterrizaje de heathrow. así que, como la cosa no estaba complicada ya de por sí, y los bajos del coche más cercanos al centro de la tierra que al chasis, pues el pobre carlos tuvo que dar marcha atrás, en el barro, con humo saliendo de las ruedas que eso pareceía un botafumeiro.
yo andaba desquiciada. ¿qué hago cari qué hago? nada nada. ¿cómo que nada? ¡pero si vamos cuesta arriba, retrocediendo y sin frenos! qué taquicardia, qué ansiedad, por dios, me salían canas como champiñones.
algo, algo tenía que hacer.
así que decido bajarme del coche: 1) para aligerar peso (por si servía) 2) intentar ayudar a maniobrar a carlos creyéndome tener la gracia de una azafata cuando en realidad parecía la niña del exorcista. 3) intentar no morir atropellada porque como ya he comentado en el punto 2) mis aspavientos no servían de nada.
total, que a la cari de pronto se le presentó el espíritu de carlos sainz y logra dar la vuelta por arte de birlibirloque. para mi mente rubia el coche estaba asín y de pronto asá. no me enteré de nada.
así que ahora toca darle al acelerador porque ya ni bajos, ni bajas, ni viejas, es que el parachoques se nos cae literalmente. así que la cari acelera, nada. acelera más. más ruidos extraños y más humo. gritamos más. y acelera de nuevo y de pronto, allá va la carmen, como un sputnik, a toda leche y gritando con media cabeza fuera de la ventanilla "cari, yo sigo que me da miedo que se me pare!!!!!!!"
genial claro, solo hay un pero. que estoy fuera del coche, en chanclas, insisto, en el barro, vuelvo a insistir, y a tomar por saco de la puta carretera de pegotones cementil que, eso sí, en cuanto la vea me va a parecer el circuito de montmeló comparado con esto.
así que la pau se pone a desandar todo lo recorrido. y para cuando por fin llega a la cima (de lo que parece el everest), se encuentra a la carmen desmayada en la hierba en estado de shock, así que me tumbo con ella. las dos, muertas, como si nos hubiese pasado un camión de cinco toneladas por encima, nos miramos y, casi al unísono dijimos "hotel".
el resto de nuestra velada consistió en siestas de pijama y orinal en una hamaca a la vera de esa playa que era más bien benidorm y cervezas a tutiplén por la noche para poder sacarnos del cuerpo ese momento jumanji que acabábamos de experimentar.
qué decir que la semana restante en el paraíso nos persiguió incesantemente una imagen: las barbies malibú llegando al aeropuerto para devolver el coche y, nada más frenar, y ante la señora con cara de aguacate pocho, el desmoronamiento absoluto del coche, la carmen, volante en mano, y la marisa con las mochilas preparada para huir.
todo eran risas hasta que salía el tema del coche. un drama contínuo. una úlcera diaria. más canas a go go. además, como la carmen es una pizca obsesiva compulsiva, íbamos como locas por la isla en busca de un lavadero de coches para que, al menos, la presentación fuera decente. otra cosa era lo de dentro, claro. pero no hubo manera, o estaban cerrados o había decenas de coches (intuyo que de alquiler también) apilados esperando su turno. lo único que pudimos hacer fue recolocar el parachoques como pudimos, intentar recomponer los bajos a patada limpia y rezar, rezar mucho.
llegó el último día y nos dirigimos al aeropuerto más tensas que un muelle. cagaditas vivas. al llegar a la zona de alquiler, ahí estaba ella, la de la cara de aguacate pocho. ¿no podía ser otra?, nos preguntamos. bajamos del coche que nos temblaban hasta las canillas pensando en la de dinero que nos iban a quitar. la carmen estaba más pálida que un folio. la aguacate pocho nos miró, se giró al coche, nos volvió a mirar y, con rapidez y precisión digna de un western, se sacó un portapapeles de la cintura, se lo dio a la carmen y espetó: "firme aquí por favor". y ya está. las barbies no nos hicimos pipí encima de milagro.
claro que aún a día de hoy nos preguntamos quién sería el pobre desgraciado que fue después nuestro, que pidió un 4x4 y le dieron nuestro coche. pero lo que de verdad nos intriga es saber dónde estará atrapado ahora mismo por santa lucía....


¿estaréis agotados de lo que os he contado, verdad? ¿casi acurrucaditos pensando que ya estoy terminando?
¡pos no!
porque hace unas semanas mi hermana julia me comenta que va a andar por el sur de galicia con el churri y unos amigos. yo ando en coruña así que decidimos quedar por su zona.
ella me comenta que han encontrado una playa idílica cerca de donde están. al escuchar aquello de "idílica" creo oír el tambor jumanji en la lejanía (pum pum).
¿qué tontería, no?
total que le digo que estupendo, que maravilloso, de lo lindo. que cómo se llama la playica ideal (de nuevo tambores lejanos...pum pum, pum pum). ella me dice que es la playa de las castiñeiras. qué nombre más bonito oyes, pero sobretodo qué original, ¿no? cucha, original, original.
así que al día siguiente me cojo la mochila y allá que me voy con el coche de my mother y el gps pegado a la nariz porque no he ido por esos lares in my life.
pero a mi, como en el anuncio, me gusta conducir. yo me pongo mi musiquita y voy en el coche tan a gustito que me creo steve mcqueen.
tras horita y media más o menos, me voy a acercando al sitio en cuestión y veo que la peña aparca dónde le da la real gana y yo, que soy más vaga que un koala, quiero estar lo más cerca posible. andar, lo justito. así que pregunto a unos autóctonos y me dicen que siga, que podré aparcar más adelante. uis pero qué bien, ¿no? el caso es que no se me ocurrió pensar por qué ellos habían decidido aparcar tan lejos si uno podía casi dejar el coche a pie de playa. mmmm esto me recuerda a algo y no sé bien qué es. (pum pum).
así que la pau, como quien va a al super, se pone en marcha- tralara tratara tralaraaaaa -  hasta que, queridos y queridas, la carretera cambia (pum pum). ya no es de cemento sino más bien arenisca y con rocas. (pum pum pum pum)
y yo qué hago, ¿amiguit@s? habiendo vivido una experiencia similar ya, ¿me doy la media vuelta como ser humano pensante que soy o me digo "un poquito más"?
es que ni os voy a contestar.
para la cuarta vez que me chirriaron los bajos y se rayaron los laterales del coche por la maldita muralla de piedras que acotaba el camino, no pude evitar (además de gritar), acordarme de mi carmen. de cómo si estuviésemos allí juntas me diría: "cari, tu eres barbie malibú, pero de las que tienen tatuadas mattel en la planta del pie, hija". tras conseguir pasar (no sé ni cómo) el camino jumanji, me encuentro a los locales de antes y me dicen, "hombre, te has pasado de frenada un poco, no?" a lo que yo les contesté mentalmente mientras me observaba el resto de la playa con estupor, "tú crees?"
total, que esto no acaba aquí.
no seáis ilusos, que parece que no me conocéis.
decido llamar a mi hermana para ver dónde está (que ella también es un tanto barbie malibú).
-jules, que ya he llegado. dónde estáis?
-al lado del chiringuito.
-¿qué chiringuito?
-el que está en lo alto de las rocas.
-jules, aqui ni hay chiringuito, ni rocas ni ná de ná. eso sí, hay culos a go gó porque están todos en pelotas. ¿hemos quedado en una playa nudista?
-¿qué? no, no, no. a ver, mándame tu ubicación.
-mandada.
-ostras pau, que estás en la playa de las castiñeiras de o grove.
-ah, pero que con ese nombre hay otra?
-la de bueu.
-WTF!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
así es queridos y queridas, en la misma provincia de pontevedra no hay una playa de las castiñeiras, no, sino DOS! ¿para qué vas a tener algo bueno si lo puedes duplicar y de paso hacerle la picha un lío al personal?
imagino la conversación de los dos paisanos fundadores de o grove y bueu mientras se toman un café de pota tras haber vendido la pesca del día en la lonja:
-oyes yago, que en o grove vamos a llamar a nuestra playa castiñeiras.
-pero marcos no me fastidies que a la de bueu ya le pusimos ese nombre ayer.
-manda carallo. pero bueno, y si ponéis un chiringuito, que vuestro ayuntamiento tiene más presupuesto?
-es una idea sí, ¿y vosotros?
-nada, nada, nosotros no tenemos ni un duro, la hacemos nudista.
-carallo yago, qué modernos sois, parecéis suecos. y oye, ¿no se confundirá la gente?
-pero marcos, malo será, con lo lejos que están la una de la otra y con lo diferentes que van a ser, ¿quién en su sano juicio podría confundirlas?














Wednesday 28 August 2019

mi madre está en la cárcel 2ª parte


queridos y queridas, seguimos a sábado ocho de junio. son ya las siete de la tarde y mi madre sigue en la cárcel. ya comenté que intuía que acabaría dentro pero, he de confesar, que no pensé que se quedaría tanto tiempo.
tampoco puedo hacer mucho al respecto. la verdad es que se lo merecen, ella y los presidiarios....

después del episodio con la gitanilla rosa, maría se debió quedar con ese recuerdo en algún lugar del subconsciente porque cuando se mudó a la coruña treinta años más tarde, no dudó por un momento en apuntarse a una ong de la universidad que iba al poblado de la ciudad, las rañas. allí ayudaría con la escolarización de niños gitanos.
dos veces por semana, maría se reunía con su grupo de tres niñas en el centro social ayudándolas con los deberes. en teoría. la práctica es que había que asistirles con mucho más. para empezar, a lavarse las manos nada más llegar al aula. era el momento preferido de las niñas. abrían y cerraban los grifos a placer. maría no podía evitar esbozar una sonrisa al pensar en su rosa y aquel problema del baño.
ahora entendía mucho más aquella discusión con sus padres. lo que es la vida. y el tiempo.
los años de las rañas fueron complicados. era difícil enseñar a chavales sin mucha rutina escolar. tampoco ayudaba que le robaran el coche de vez en cuando. al menos en un par de días aparecía en la puerta de casa o de la comisaría de la guardia civil limpio como una patena, eso sí.
pero un día maría conoció a rosa.
no la de su infancia, claro. otra.
había transcurrido tanto tiempo, pero era parecía ayer.
debía tener la misma edad que la rosa de su infancia. desde luego los ojos eran clavados: marrones, brillantes, llenos de vida. era más tímida, pero igual de cariñosa y de lista. las pillaba al vuelo.
su padre, vicente, andaba en la cárcel. entraba, salía, le hacía un hijo a su madre, y volvía a entrar.
¿y como se llamaba la madre de la pequeña rosa? pues rosa, claro.
si es que la perseguían.
no sabía si era por el nombre o porque rosa niña le recordaba a su infancia o porque rosa madre necesitaba ayuda pero se encariñó.
y mucho.
-¿qué tal tu marido, rosa?
-¿el vicente? le quedan dos años al pobre.
¿pobre?, pensaba maría. pobre tú, hija mía.
intentó ayudar a la familia en lo que pudo. les visitaba a la chabola, siempre con rosa niña pegada a maría. llevaba comida y pañales de vez en cuando, y si había que ir a algún médico, les llevaba y traía en coche. 
esto a pepita le parecía excesivo. casualidades de la vida se había ido a vivir con maría porque madrid se le hacía grande ya para vivir sola. la edad...una esclavitud.
-ay que ver maría, desde chica, ¿eh?
-no empieces mamá que tengo casi 50 años.
-uis no, no, dios me libre, pero lo que digo es que lo llevas en los genes lo de ayudar, hija, y un día te vas a pegar un susto.
como maría sabía que la retahíla de sutiles perlas en contra no cesarían fácilmente, decidió atacar con un golpe de efecto y llevarse a pepita en el coche un día que rosa madre tenía uno de sus médicos.
entrando en el poblado, pepita parecía estar viendo dragones. pero a partir de ese día se contuvo, y mucho, de hacer cualquier comentario sobre las actividades extra escolares de su hija. 
eso sí, ahora tenía aún más miedo si cabe.
por diferentes motivos, maría tuvo que ir dejando las rañas, y con ello, dejar de ver a rosa niña. las circunstancias se complicaron y tuvo que abandonar cosas y personas por el camino.
pensó que a rosa no la vería nunca más si no iba al poblado, claro.
¿cuándo? ¿cómo?
eso le partía el alma.
hasta que un día, años más tarde, esperando en la cola de seguridad para entrar en la cárcel de teixeiro, maría se encontró a rosa madre cuando salía.
-¿MARÍA? 
-¿rosa? ¿pero cuánto tiempo? 
-¿pero qué haces aquí? ¿vicente? ¿aún?
-y lo que queda por lo visto.
-¿y los niños?
-bueno rosa chica ya esta casa y tiene sus tres hijos, así que me los está cuidando a todos la pobre mientras visito. ¿y tú?
-vengo aquí todos los sábados a través de una ong a ponerles una película a los presos y a debatir.
-ains maría hija, es que tú no cambias.
-hablando de no cambiar, llevo ocho años y no he visto a vicente ni una vez, así que ya está tardando.
-ains mi vicente, debatiendo sí.
-con algo se quedará rosa, te lo digo yo.
-vale, vale, yo le comento, adiós guapa.
maría suspira. una mezcla de impaciencia con la lentitud de los funcionarios y de frustración porque parece dar igual el paso de los años. todo resulta no cambiar.
rosita, rosa, rosae.
maría va pasando una puerta de seguridad tras otra. en cada una de ellas el funcionario de turno pregunta lo de siempre, "¿qué peli va a poner?" y, a la contestación de maría, llega la respuesta habitual, "uy esa es mu buena".
para cuando llega al salón de actos para poner la película del día ya están nico y deive preparando el tinglado.
maría se coloca en la puerta, dossier de peli en mano, para ir saludando uno a uno mientras entran los presos. les conoce por el nombre, a todos. y al que no, es que es nuevo.
-iván, ¿hablaste con la abogada?
-sí, maría, pero dice que tengo que escribir una instancia primero.
-pues no sé a qué esperas, hijo.
-ya, ya...joe no pasas ni una.
-hoy vemos "el niño", maría?
-yago, esa la hemos visto dos veces.
-pero es que es de puta madre....
-esta será cortita, no maría? que luego nos toca la metadona.
-lo sé omar, así que cuanto antes te sientes, antes empezamos, antes acabamos
-buenos días maría.
-hola saturnino, como lleva la pierna?
-ahí vamos. la verdad es que la tengo como un botijo de hinchada, hija.
-el grupito del fondo! dejad de hacer avioncitos con el dossier de la peli que es para leerla. bueno saturnino, ponga la pierna en alto, eh?
-es que ya nos la hemos leído, maría!!!
-mira tú qué rapidez.
-esta juventud, maria...
-ni que lo diga saturnino.
maría observa el salón y se da cuenta que no están los de enfermería cuando habitualmente son los primeros en entrar. si están hasta las mujeres que son siempre las últimas en llegar.
maría se huele el percal. a veces los funcionarios no llaman por los altavoces y los presos ni se enteran.
esta vez les ha tocado a ellos. lo que les faltaba, pensó maría.
el funcionario asignado al aula, al preguntarle, contesta casi ofendido que él llamar ha llamado, otra cosa es que quieran ir.
maría pide ir al módulo de enfermería que está justo enfrente del salón de actos.
al llegar, tres funcionarios charlan despreocupados. menos mal que se quejan de estar faltos de personal continuamente, se les ve agobiados sí, piensa maría.
de la "burbuja de seguridad" sale un jovencito desgarbado de gafas de culo de vaso. o, en otras palabras, los otros dos le han obligado a que lidie con la "pesada" de las películas.
él jura y perjura que han llamado a los presos pero que no baja nadie. no ha terminado ni la frase cuando aparece un interno de enfermería y pregunta:
-¿qué pasa maría, que ya no pones pelis?
silencio. maría observa al joven funcionario con ese gesto de decepción que sólo un profesor o una madre puede poner. ella es ambas.
-pues claro que sí, mohammed, todos los sábados, como siempre. pero me dicen que os han llamado y que no bajáis.
-pero qué dicen, si lo estuvimos comentando entre los compañeros, "ay que ver maría que se ha ido de vacaciones y nos ha dejado más colgados que una ristra de ajos".
-no, no, no, no, de vacaciones nada. me dicen que vais en pijama todo el día y os da pereza salir.
- a ver, a ver, las cosas claritas. vamos en pijama por que estamos en en-fer-me-rí-a, no porque queramos. pero que nos cambiamos en un periquete, ya verás. estamos mal pero no tanto.
fiel a su palabra tras un breve espacio de tiempo, mohammed y otros doce enfermos van saliendo del módulo paulatinamente.
que se han vestido y peinado con prisas es bastante obvio.
uno aún con la bata ("es que luego paso frío maría"), otro ciego guiado por uno con cojera, otro con el brazo escayolado...más bien parecen sacados de "alguien voló sobre el nido del cuco". maría, al final de la fila, piensa que en vez de ir a ver una película parece que van camino a lourdes.
el último, por la gravedad de sus lesiones es el señor cousillas. va con dos muletas arrastrando los pies para adentro.
de pronto, maría se fija en su camiseta beige estampada con un paracaídas. nunca contaba nada personal pero no pudo evitar preguntar.
-¿y esa camiseta señor cousillas?
-no fastidies maría que me he cambiado como he podido para bajar a tiempo.
-que no hombre, que si ha sido paraca.
-hombre por supuesto, así estoy.
-¿en alcantarilla?
-claro! ¿y tú cómo sabes eso?, maría se acercó y le susurró al oído.
-mi padre.
-¡hombre!
- ¿y las prácticas de esquí en jaca, no?
-¿por que te crees que tengo este desparpajo con las putas muletas?

así que ya sabéis el secreto.
el motivo por el cual mi madre entra en la misma cárcel cada sábado a la misma hora, llueva, truene o nieve.
y la cárcel también sale a la calle, claro. después de ocho años sin faltar un solo día, es fácil ver a mi madre hablar con antiguos presos por la calle barcelona, ¿esa que todo el mundo dice que es peligrosa?,  pues mi madre va saludando a diestro y siniestro como si fuera la reina de inglaterra.

puede que suene lúgubre, pero siempre he pensado que el funeral de mi madre sería como un mural de diego rivera en el que lo rural, el exceso, el surrealismo y la sorpresa se fusionan en un átomo al borde del big bang: ilustres académicos nacionales e internacionales (que ella es muy de congresos), los gitanos de las rañas, la cocinera senegalesa de su restaurante favorito, mamá áfrica (cómo no), inmigrantes de la cruz roja, ex-convictos y/o ex-politoxicómanos de texeiro, las monjas keniatas de utrera, la directiva del estudiantes, la demencia, ex-alumn@s del ramiro de maeztu, de filología inglesa y de la universidad de ghana.
mi familia mientras atónita y boquiabierta ante semejante escena berlanguiana, supongo.
¿y yo?
yo creo que sonreiré, y me acordaré que todo empezó con dos niñas qué intentaron ser amigas, una gitanilla lista de ojos grandes llamada rosa y otra niña llamada maría con un corazón mu grande, que no entendieron de diferencias.




Tuesday 6 August 2019

mi madre está en la cárcel. 1ª parte


queridos y queridas, hoy es sábado, ocho de junio, doce del mediodía y mi madre maría está bajo rejas.
no nos engañemos, se veía venir.
algunos se echaron las manos a la cabeza cuando se enteraron, claro.
"pero maría, ¿tú?", decían. "si tú no has roto un plato en tu vida", comentaban.
he de decir que a mi no me sorprendió en absoluto. para algo soy su hija.
si prestabas un poco más de atención, siempre hubo detalles, señales, que diría yo, indicios, de que, efectivamente, acabaría rodeada de presidiarios, ex-politoxicómanos y funcionarios de prisiones en algún momento de su vida.
todo, absolutamente todo, indicaba que mi madre, no sólo acabaría metida en la trena, sino que allí sería sumamente feliz.
pero esto no ocurrió de un día para otro, claro.
la semilla comenzó a sembrarse hace mucho tiempo... 

en la provincia de málaga había una vez un pueblecito blanco de pescadores. en el verano los madrileños llegaban desesperados huyendo de la ciudad en busca de calma, playa, cazón adobado y siestas eternas. era la época en la que se conducía sin cinturón, se fumaba en los hospitales, los churros iban a cinco pesetas la docena y las puertas de las casas se dejaban abiertas para que los niños entrasen y saliesen a sus anchas. 
todo como muy "cuéntame cómo pasó" primera temporada, claro.
en una casa del centro del pueblo, cerca de la alameda, pasaba sus veranos maría, de once años. a pesar de ser la mayor de cinco hermanos hoy se encontraba sola en casa. por no estar no estaba ni la tata. era por la mañana y se habían ido todos a la playa mientras maría se quedaba en casa a estudiar. le habían quedado las matemáticas. que conste que fue la única que le quedó jamás. era una niña trabajadora, aplicada, responsable, a veces demasiado, y no mentía nunca. bueno, esto no es del todo cierto. en el invierno de madrid no se sacaba al pequeño de casa, Jaime, a la calle si el termómetro de la terraza marcaba menos de 12 grados. no era raro pues, que a la pregunta por la temperatura, maría contestase con total convicción que eran más de los doce establecidos, por supuesto. era la excusa perfecta para pasar por la tienda de pasteles y comprar uno de coco, su favorito. jaime volvía a casa con la nariz roja como un pimiento claro, pero aún era muy chico para poderse quejar.
en esta ocasión pasó algo parecido.
bueno no, en realidad fue muy distinto.
mientras maría se volvía loca intentando descifrar las integrales en la mesa del comedor, sonó la puerta.
maría salió despavorida hacia la puerta. con tal de hacer un descanso, lo que fuera.
al abrir la puerta se encontró con dos ojos grandes y negros pertenecientes a una niña gitana de unos siete años.
la pequeña, tendió su mano y le pidió algo de dinero para comer.
maría le dijo que no tenía nada. la gitana insistió. maría se quedó mirándola pensativa. era tan pequeñita. la niña le rogó. a maría se lo ocurrió una idea. "espera aquí", dijo, dejando a la niña sola en la entrada.
maría volvíó enseguida con una bolsa de un kilo de arroz y otro de garbanzos. "toma, es lo que te puedo dar". la pequeña sonrió. "¿cómo te llamas?, preguntó maría. "rosa", contestó un hilito de voz. "yo me llamo maría". la niña asintió, dio las gracias y marchó calle abajo. maría se quedó en la puerta pensativa, observando cómo el cuerpo de la gitanilla se ladeaba ligeramente hacia la derecha por el peso de la bolsa. le hubiese gustado hablar más con ella. pero tenía que volver, muy a su pesar, a las integrales. con un resoplido, maría cerró la puerta.
a la vuelta de la marabunta a casa, la madre de maría no tardó ni un segundo en percatarse de lo que faltaba en la alacena. estaría bueno. sí, no vivían mal teniendo en cuenta la época, tenían casa de veraneo, no les faltaba para comer, pero con cinco hijos y como buena ama de casa mitad germana que era, pepita tenía contada hasta la última lenteja.
maría explicó con detalle a sus atónitos y ojipláticos padres lo acontecido esa misma mañana.
su padre se mostró un poco más comprensivo ya que conocía la naturaleza generosa de su hija mayor. pero su madre andaba un poco más alterada. "¡pepe luís, una gitana...en casa...sola!", repetía.
maría no entendía la controversia. como tampoco comprendía qué tenía de malo dejar a una niña sola en la entrada de su casa.
maría aguantó el chaparrón como pudo hasta que, aprovechando que la discusión se desviaba poco a poco hacia ellos mismos, se retiro sigilosamente a su cuarto desde donde se oía  de vez en cuando un "¡una gitana...sola...pepe luís...en casa!".
maría volvió pronto a su rutina de siempre. levantarse, hacer su cama y la de sus hermanos, ayudar a su madre con el desayuno, vestir a los niños para la playa, y estudiar matemáticas hasta bien entrada la tarde. cada vez que sonaba el timbre salía como un cohete a abrir la puerta y volvía arrastrando los hombros por el suelo. "de verdad chiquilla, ¿hay que correr tanto?", comentaba pepita mientras ponía los ojos en blanco.
pasadas un par de semanas, a la mañana, cuando todos andaban en la playa de nuevo, llamaron al timbre. maría abrió la puerta y allí estaba rosa. se sonrieron.
-"hola maría"
-"hola rosa, pasa y te doy una bolsa"
-"uis, no, no, entrar no que vengo muy sucia"
maría ni se había percatado, pero ahora que se fijaba sí, parecía que la habían rebozado por hollín.
-"es que hemos estado en el campo y no ha llovía "
-"¿no tienes agua en casa?", preguntó inocentemente maría.
rosa comenzó a reírse con fuerza. una sonrisa amplia, perlada y cálida.
-"¡no hombre, cómo vamos a tener agua en el poblao!"
-"pues venga, sígueme".
rosa no se movió. maría la agarró de la mano y se la llevó decidida. abrió el grifo para el baño. rosa miraba y observaba atónita. maría, acostumbrada a lavar a sus hermanos pequeños, desvistió a rosa en un santiamén y puso la ropa en un montón.
-"esto le echo un enjuaguito luego y te lo llevas limpio también. yo te presto algo de ropa de mis hermanas."
rosa, abre y cierra los grifos sin parar observando absorta el agua que aparecía y desaparecía cómo por magia. mientras, maría le lava el cuerpo y el pelo. intenta no fijarse mucho en el agua del baño negra como el carbón.
rosa, bañada, peinada y con ropa limpia es como una aparición. maría le da dos bolsas. una con su ropa lavada, y otra con un kilo de arroz y otro de lentejas, para que varíe.
de nuevo, maría observa cómo la niña se aleja. parece distinta, como si andase más ligera.

-"tú no eres mi hija, tú te has vuelto loca de remate, maría. pepe luís por favor, ¿pero tú estas escuchando a tu hija? ¡que ha metido a la chiquilla en casa! ¡que la ha desnudado! ¡que la ha bañado!"
-"claro que estoy escuchando, pepa. estoy pensando"
-"muy bien. tú piensa. pero te digo yo que mañana están aquí y nos rajan"
-"pepa, por dios"
maría mira a cada uno de sus padres cuando hablan, como si fuera un partido de tenis.
contarles la verdad no ha ido como esperaba. y esta vez es diferente. hay algo que ha hecho que no debería. que parece grave. lo sabe por el semblante serio de su padre. él suele ser el termómetro por el cual maría mide la gravedad del asunto y hoy el asunto es serio. el de su madre no suele contar mucho porque siempre es igual, por las nubes, sea lo que sea.
maría escucha la explicación de su padre. ese punto de vista ajeno a ella. por su juventud, por su implícita generosidad, por su ignorancia de las realidades del mundo que la rodea. y sobretodo sus diferencias.
maría no veía en rosa una gitana, parte de una familia con fuertes costumbres, protectores acérrimos de la preservación de la pureza de lo femenino, de lo suyo.
no.
maría veía una niña que necesitaba ayuda. nada más.
maría comprendió que, aunque solo fuera para que a su madre no le diera un ictus de los sofocones que se cogía, no podía meter a rosa en casa. pero se negaba a admitir que no podía seguir ayudándola. pepe luis, sabiendo que por algún lado tenía que ceder, aceptó que maría enseñase a rosa leer y escribir. eso sí, fuera de casa y al terminar sus deberes y obligaciones.
maría aceptó encantada.
pepe luis debió haber meditado un poco mejor en lo que decía...
al día siguiente, maría salió de casa con tres cosas: una pizarra, una tiza y una bolsa con garbanzos.
maría sabía perfectamente que en el único sitio dónde le dejarían a rosa tomar lecciones sería en el  propio poblado, así que allí quedó con ella.
sentadas a la sombra de un níspero, maría comenzó a enseñarle a rosa las vocales. no llegaron ni a la "e". en la lejanía se acercaba un chaval con la determinación de un toro miura. "mi hermano", le susurra rosa a maría. estupendo.
"¿tú que haces aquí, paya?"
"le estoy dando clases a rosa."
"¿pa qué?"
"bueno, para que sepa leer y escribir"
"eso no le va a servir de mucho..."
silencio.
"he traído un kilo de garbanzos".
el hermano mira a maría, las legumbres, de nuevo a maría. coge la bolsa y se va.
maría y rosa se miran y sonríen.

a partir de entonces la rutina de cada verano incluía las clases con rosa y, teniendo en cuenta la velocidad con la cual se vaciaba la alacena, ayudar todo lo posible en casa para tener a su madre contenta.
sin embargo al tercer verano desde el comienzo de las clases en el poblado algo importante cambió. el padre de maría la llamó al salón. al entrar lo encontró serio y pensativo. como intentando encontrar las palabras adecuadas. maría se sentó frente a él.
"lo siento muchísimo maría pero este año no vas a poder clases a rosa"
"¿cómo? ¿por qué? ¿está bien?"
"si, si. bueno, más o menos. sabes que es otra cultura, maría"
"¿y?"
"pues que la han casado, maría"
"¿a quién?"
"¿a quién va a ser? a rosa."
"pero si sólo tiene diez años"
"es otra cultura"
 "pero puedo seguir dándole clase"
"no maría, ahora trabaja con su marido. no tiene tiempo para estudiar. están de vez en cuando en la esquina de la alameda vendiendo cupones. les vi el otro día"
"¿cupones?"

a maría ya le costaba aceptar que no podía dar clases a rosa, ¿pero verla? eso sí que no. así que cada día pasaba por la esquina de la alameda por si la veía. transcurrieron un par de semanas pero por fin estaban allí. maría fue a llamar a rosa a grito pelado de la alegría. pero se paró en seco. la presencia de la persona que la acompañaba la calló. el señor con quien vendía los cupones de los ciegos. tenía el pelo gris plata, del mismo color que los ojos. las manos llenas de arrugas se apoyaban en rosa. por un segundo, maría juraría que sus ojos coincidieron, pero rosa giró la cabeza demasiado rápido para estar segura.
a lo largo de los años maría la vería de vez en cuando, siempre en la distancia. a veces con su marido, una embarazada, otras con los bebés.
y cada vez que la divisaba a lo lejos no podía evitar pensar en el hermano de rosa y esa frase tristemente visionaria..."eso no le va a servir de mucho..."



continuará...






Sunday 21 July 2019

la reina de los imanes




queridos y queridas, tiendo a ser dramática y un tanto exagerada. lo sé. por eso cuando a veces digo aquello de que "todo me pasa a mi", algunos de vosotros no podéis evitar arquear una ceja, sonreír de medio lado a la par que pensáis "sí, paula, sí".
no me malinterpretéis. os entiendo. no seré yo quien niegue que algún adornillo, algún lacico, alguna borla, pongo de vez en cuando. pero es por el bien de la prosa. obvio.
hoy no.
hoy ni prosa, ni post, ni proust, ni ná de ná.
hoy el relato tal cual.
empecemos por el principio.
hallábame yo en londres preparando mis cosillas para partir hacia galicia para el verano. el avión salía a las 20.45 del mismo día, así que había tiempo para los quehaceres necesarios. que si limpias cuarto, que si pones lavadora, que si cambias sábanas, haces maleta. con todo casi terminado, te da tiempo para picar algo, darte una ducha y salir tranquilamente. pero antes...antes se me ocurre dejar dos bolsas de basura en la entrada para que luego no se me olviden. abro la puerta, salgo, suelto las bolsas, me giro y....
pum.
la puerta de la casa se me cierra en toda la cara.
ante esta circunstancia, caben múltiples posibilidades. que tengas las llaves en la mano, o el móvil, o que hubiese alguien en casa, o que justo pasase algún vecino.
como es lógico, yo no opto a ninguna de estas opciones. no tenía absolutamente nada. por no tener, no tenía ni sujetador puesto.
tra tra.
al principio me quedo muerta. realmente siento que toda la sangre me baja a los pies, porque yo tengo un mareo....
y vosotros pensaréis, hombre paula, un poco exagerada sí que eres. vas a la casa de un vecino y le llamas para que te ayude y punto.
ah, amiguitas y amiguitos, he aquí el quid de la cuestión. vuestra querida paula, no sólo se había quedado fuera de casa, sino que también fuera de la calle.
¿cómo?
pues que seguidamente a nuestra puerta de la casa, tenemos una verja que llega hasta el techo de la entrada y de la que, obviamente tampoco tenía llave. así que literalmente, me había quedado encerrada en mi propia casa. repito, sin llaves, sin móvil, sin nadie en casa o alrededor y, cómo no, no nos olvidemos, con un avión que salía en aproximadamente seis horas. ¡ah! y rodeada de bolsas de mierda.
tra tra.
rebusco en la basura y, creyéndome mcgyver, pruebo a abrir la cerradura con un alambre, un cartón, lo que sea. lo intento todo. pero todo, todo. con decir que tengo un moretón en el codo derecho porque en un momento de alteración supina me creo chuck norris y aporreo la puerta como una loca de atar.
tras una hora y media de infierno una vecina por fin sale de su casa. primero flipa al verme encerrada cuan mono capuchino del zoo de londres. tras el shock inicial su gran aportación fue darme un destornillador para intentar abrir la puerta, que ella tiene que irse a trabajar y que más no puede hacer.
tra tra.
tras luchar contra la puerta y dejarla como un queso cheddar, aparecen (bendita sea la virgen de guadalupe) otros vecinos, un matrimonio de 220 años cada uno que son más majos que las pesetas. Jeff, el marido, me deja su móvil y llamo a los bomberos. al contarle mi caso a la mujer recepcionista bomberil, me informa que, por desgracia, no me pueden ayudar porque, en teoría, estoy fuera de mi casa, no dentro, y eso no les compete. yo le digo que en teoría debería repasar barrio sésamo. ella me replica que llame a un cerrajero.
tra tra.
jeff llama al primero que se le aparece en el móvil, supongo. tras otra media hora más de angustiosa espera llega el cerrajero en cuestión, un jovencillo muchacho ucraniano de brazos cuán morcillas de burgos. lo extraño es que, en vez de saludar, observar la situación y ponerse manos a la obra, se queda quieto mirándome modo "mi vecina la del destornillador", como a un mono capuchino y poniéndose de todos los colores posibles. a mi eso no me tranquiliza mucho la verdad. me dice que nadie le había dicho que había dos puertas y que una de ellas era una verja, que no tiene las herramientas necesarias, que tiene que ir a por ellas y que básicamente la gracia me va a costar ambos riñones, el hígado, el páncreas y parte del bazo. todo esto con el matrimonio añejo vecino detrás del cerrajero ucraniano sin perder lujo de detalle. yo le digo que qué me está contando. que me la pela, pero literalmente. que yo tengo un vuelo que tomar (para entonces ya son las 17.00...caquita) y que me tiene que sacar de ahí cómo sea. esto puede acabar en escrache.
queridos y queridas, como ya sabéis que a mi se me va un poco la goma de la olla (y si no me creéis os invito a leer cómo estar loca y no morir en el intento), sin que se me mueva un solo músculo de la cara le digo que por qué no pasamos de la verja, abro yo la puerta y así puede que hasta llegue a mi vuelo. el cerrajero ucraniano no sabe qué hacer, está más tenso que un teletubby en una casa de velcro. él insiste que el trabajo lo tiene que hacer él. y yo insisto que físicamente es imposible a no ser que pueda transformar esas morcillas de cantimpalo que dios le ha dado en espetecs. argumento que no soy de "masters de la reforma" pero conocimientos taladriles nivel usuario, tengo. ¿quién no ha puesto un cuadro con una black and dekker en su vida, eh?, le digo.
pues una servidora señores. como lo oís. no había cogido un taladro en mi vida. todos los cuadros de mi cuarto han sido a base de mamporrazos de martillo o bluetak.
así, con mis dos pares de ovarios.
sorprendentemente, y sin pensar en absoluto que se le puede caer el pelo como a mi me pase algo, el muchacho accede y me pasa el taladro en cuestión que pesa dos toneladas y media. me va indicando y, tras sudar la gota gorda (y poner en evidencia que no había tocado un taladro in my life), oh milagro, cae la cerradura. yo empiezo a aplaudir como una posesa acompañada, por supuesto, de mis queridos fans, los vecinos octogenarios que puede que esto sea lo más emocionante que les ha pasado en la última década. el cerrajero ucraniano me dice que he tenido mucha suerte. yo le contesto que o puede que sea una crack. le noto picado.
pero esto no es lo más gracioso. uis no, que parece que no me conocéis. que el cerrajero viniera, que yo tuviese la idea de solo abrir una de las puertas y, para más inri, que esa puerta la haya taladrado, literalmente, una servidora y me haya sacado yo misma, me sale por el módico precio de 180 libras.
tra tra.
no tengo tiempo para discutir (o asesinarle), me tengo que ir al aeropuerto a toda leche. no he dejado de sudar como una cochinilla desde que me quedé encerrada, pero me voy pitando y sin duchar. huelo a choto, pero es que voy con los minutos raspándome las nalgas.
al llegar a hacer el check-in creo haber cantado victoria, pero como no va a ser de otro modo, los dioses, en su ilimitada generosidad, quieren poner a prueba mi paciencia hasta parámetros aún desconocidos por la raza humana. ¿cómo?, preguntareis. con una sola palabra, overbooking.
sí, amiguitos y amiguitas, porque como no había tenido ya un día suficientemente tenso como para pararme el corazón un par de pares de veces, para qué vamos a malgastar la racha, ¿no? aún quedan unas horitas en el día para que a la pau le de un ictus cerebral. veamos pues, cómo reacciona.
bizca. mi reacción fue ponerme bizca. y con un poco de tic en el ojo izquierdo.
la amable azafata me dice que puede que me quede en tierra. pero puede que no. o puede ser que sí. es que por lo visto hay otras cuatro personas en la misma situación que tú, pero puede ser que haya gente que no se presente, así que entras. pero si se presentan pues sales en el vuelo de mañana.
y la moza dice EL vuelo porque efectivamente, solo hay UN vuelo al día.
pues eso bizca y con tics.
al llegar a la puerta de embarque diviso a los otros cuatro pobres desgraciados en un periquete. es fácil, tenemos todos unas caras de mala hostia que no podemos con ellas. un auxiliar de vuelo con un tupé rascacielos, nos sienta a todos juntos en la misma zona con la excusa de tenernos cerca, pero en realidad creo que es para ver en directo cómo nos desmembramos. los cinco nos miramos, observamos a la gente embarcando plácidamente, nos volvemos a mirar. efectivamente esto va a ser "los juegos del hambre".
cuando comenzamos a ver un poco de luz al fondo del túnel y la cola va menguando, aparece el piloto. esto nunca trae nada bueno. mira alrededor de la puerta de embarque y saluda a un chaval que tenemos detrás sin maleta ni ná. como si el tipo se hubiese levantado ese día y hubiese dicho, "creo que me apetece irme a coruña hoy, oyes". pues como es colega del piloto, los auxiliares de vuelo se olvidan por completo de nosotros y pierden el culo para sacarle una tarjeta de embarque. los cinco nos miramos, ya no somos enemigos, el enemigo es ese que no tiene maleta ni ná. aquí va a haber sangre.
pero al final los dioses se apiadaron y cupimos todos, nosotros, el colega sin maleta y hasta la virgen de la macarena. joder qué estrés más innecesario.
las tres chicas del grupo entramos en el avión cacareando del subidó de adrenalina que aún llevamos en el cuerpo cuando una azafata nos pregunta sonriente, "¿qué, venís de vietnam?". silencio. las tres nos miramos confundidas. ¿perdón? a lo que pau espeta, "hombre no, pero lo parece. todo muy apocalypses now, la verdad". la azafata me mira extrañada. yo le devuelvo la mirada de incredulidad. una de las otras chicas intercede, "ah, ¿lo dices por el sombrero vietnamita de la bolsa? es un regalo".
ellas comienzan a reír de la gilipollez de todo el asunto, claro.
a mi me hace cero gracia. yo había contestado de todo corazón:
hoy, un día cualquiera, había sido mi vietnam particular.

total, que a mi luego no me digáis que no tengo un imán. pero del tamaño de un monolito de Stonehenge.



















Friday 3 May 2019

maina poppins y el cometa


queridos y queridas, no me puedo creer que aún no os haya hablado de "el cometa".
y no me refiero al cuerpo celeste del sistema solar de pequeñas dimensiones que, cuando se acerca al sol, deja tras de sí una estela luminosa de miles de kilómetros.
(aunque metafóricamente pueda serlo, claro)
no.
en realidad me refiero a mi sobrina y ahijada, martina.
¿cometa? ¿cuerpo celeste? ¿mande?, os preguntaréis sabiamente.
cositas del padre, mi cuñado. empezó llamándola "el cometa croqueta" pero acortamos a "cometa" y con "cometa" se ha quedado. a la nueva adquisición, o sea jorge, le llama "el cohete paquete" o "el estufas" con tan sólo dos meses que tiene la criatura. así que ya veremos en qué se queda este y cómo afrontará nuestro cometa el aprendizaje del masculino y femenino en los artículos determinantes en el futuro. se avecinan curvas.
total, que a veces me lío más que un pulpo en un garaje.
hace unas semanas fui a madrid a ver al cometa. su madre - mi hermana alex - me había sorprendido gratamente con un "¿qué te parece quedarte sola con el cometa dos días y una noche que curro en burgos y me voy con el estufas y el padre de las criaturas?" 
¿que qué me parece?
¿que cuándo dices que os vais?
pero además sola, sola. mi padre, pili y mi hermana julia en zurich de canguros de mis tres sobrinos suizos porque mi hermano borja y su señora andan de viaje en nueva york.
qué frase más larga, chacho.
¿cómo puedo contar estas cosas que me pasan de manera sencilla y lineal con esta familia que tengo?, vamos, pregunto.
sigamos.
vista mi misión, me propongo ser, no solo la mejor tía y la más maravillosa madrina (o maina, que es como me llama ella), sino que me visualizo cuan mary poppins íbera cantando el "supercalifragilisticoespialidoso" con el cometa de la mano (un tanto irreal porque no tiene ni dos años y a la pregunta "de qué color es esto?" ella contesta a todo "asul" sea un plátano o un árbol).
asi que allá que va vuestra maina poppins particular, con su bolso metafórico lleno de misterios y sorpresas, preparada para pasar dos días mágicos llenos de jarabes que saben a arco iris, pingüinos que bailan claqué, y caballitos de noria que cobran vida. yupiiiiiiiiiiiiiiiii
¿antoñita la fantástica, yo?
recojo el cometa de la guardería un poquito antes de tiempo porque voy a implosionar de las ganas que tengo de empezar nuestro finde superdubiguaydelparaguay particular. parece que a ella le pasa lo mismo porque corre hacia mi que parece que le siguen velocirraptores, casi se deja los piños de leche en el escalón.
cuan dorothy y totó brincando de alegría por el camino de baldosas amarillas, nos dirigimos al parque para que el cometa se embadurne como una croqueta y gaste pilas. nada más llegar, los niños y sendos padres exclaman casi al unísono, "¡hola, martina!". el cometa saluda a diestro y siniestro que parece la reina de inglaterra. yo, detrás. parece ser que de tanto creerme mary poppins me he convertido mágicamente en una nani.
el cometa es más croqueta que nunca. sube, baja, corre, salta, se columpia y reboza de arena hasta el último pelo de la coleta.  está en su salsa. controla más ese parque que un concursante el circuito de ninja warrior. y todo acompañado de continuos "maína" por aquí y "maína" por allá (un momento por favor, que me  pongo el babero, gracias).
así que, cuando el cometa ha dado más vueltas que una peonza, nos despedimos de sus fans y comenzamos la retirada a casa. no sólo porque empieza a hacer un poco de frescurri, sino porque el cometa tiene una rutina más estricta que un gremlin. a saber, en el parque hasta las 6.30 más o menos, sobre las 7.30 baño si toca, 8.15 puré, 8.25 biberón, 8.30 en el sobre con chupete, tela y boca a bajo con el culo en pompa.
cualquiera se lo salta.
camino a casa, nos sentamos en cada banco por el que pasamos, cogemos piedras, las tiramos, cogemos flores, las deshojamos, y gritamos "coche" o "moto" cada vez que pasa un coche o una moto. además la maína anima el trayecto describiendo todo lo que vamos a hacer cuando lleguemos a casa para así mentalizarla: que si el baño, que si el cuento del epante (elefante), que si luego ñamñam (la cena).
total, que para cuando llegamos al ascensor de casa la tengo más motivada que carolina marín.
está a tope.
mientras cantamos "drilo, drilo, el cocodrilo", maína poppins abre la puerta del ascensor con el pie izquierdo, coge el carrito con la mano derecha, y lleva la mochila del cometa y las llaves de casa con la mano izquierda. un twister muy gracioso en el que solo compito yo. con tanto trajín pasa lo que tiene que pasar, las llaves se me escurren de la mano y, como a cámara lenta, sigo la trayectoria. una milésima de segundo antes de que ocurra, me doy cuenta que se van a colar por el hueco de un centímetro de grosor del ascensor.
caen las llaves, y con ellas mi respiración.
el cometa, totalmente ajena al drama y feliz pensando en baños, epantes y ñamñams, se me cuela en medio del twister y comienza, sonriente, a darle al timbre de su casa como tiene por costumbre.
por un momento rezo porque alguien abra la puerta, a pesar de que esto supondría una sola cosa, nos están robando.
tengo que reaccionar rápido, el gremlin puede asomar en cualquier momento.
para empezar llamo a mi hermana para ver si tiene otra copia de llaves. ella se piensa que estoy de coña.
efectivamente, me has dejado a tu hija a solas con toda la responsabilidad que ello conlleva y yo me aburro y te llamo haciendo una bromita...pacienciaseñorsanto...
sí, la chica de la limpieza tiene una copia y, por suerte, está en otra casa a unos 5 minutos en coche.
cometa! que nos vamos de excursión! drilo, drilo, el cocodrilo...
el cometa, muy, pero que muy, muy confundida, se monta de nuevo en el ascensor.
el carrito, la mochila, la niña confusa y yo llegamos por fin al coche que, obviamente, no está frente a la puerta de casa sino a dos manzanas.
ahora, por partes.
primero, el cometa a la silla del coche. seguimos cantando drilo, drilo, el cocodrilooooo.
segundo, doblar el carrito y meterlo en el maletero. presiono, pues no. giro, tampoco. retuerzo y toco cada pestaña posible para que se cierre. no hay manera. el cometa me mira con curiosidad, como pensando, "mamá lo hace sin sudar tanto". tras cinco minutos de auténtico calvario, la desesperación me lleva a intentar meter el carrito sin doblar directamente en el coche. el sentido común y, sobre todo la física, me demuestran que es imposible. persisto de nuevo con las múltiples pestañas. a estas alturas me sudan ya hasta las cuencas de los ojos. por fin, tras diez minutos de lucha encarnizada con ese aparato creado por el mismísimo satanás, presiono algo con la mano y le doy a no sé qué con el pie que hace que se doble todo como una empanadilla.
no he sido tan feliz ni cuando acabé la carrera de filología.
y mientras, la madre de la criatura quiere, como es lógico, que le vaya dando partes.
llegamos a la otra casa. cojo al cometa como si fuera un saco de patatas a recoger las llaves. no hay tiempo para florituras. nos las dan. de vuelta al coche. el cometa a la sillita. y de nuevo camino a casa. aparcar. abrir el carrito que, no es de lejos tan complicado como cerrarlo pero yo ya estoy que deliro y me cuesta un par de pares de intentos. coge la mochila. coge la niña.
- ¿nos sentamos en el carrito, cometa?
- no, añando.
cómo no, andemos pues, que casi no es de noche.
menos mal que entre todo este percal el cometa, como percatándose que no era momento de sacar el gremlin de paseo, o entretenida por los suspiros, trabajos gimnásticos y muecas variopintas de la maína, la tía estuvo en todo momento que parecía un mimo.
al día siguiente, y tras un sueño reparador, maína poppins se levantó con más energía y ganas que nunca. tras la accidentada jornada anterior no iba a reparar ni en aventuras, ni en diversión.
y que a estas alturas aún no haya aprendido la lección...
pero no nos adelantemos a los acontecimientos.
es sábado y el cometa y yo salimos dispuestas a quemar madrid.
llevo la bolsa de la niña que parezco dora la exploradora, de todo para que el cometa vaya a todo lujo. el carrito  parece un coche de los que van a melilla, hasta los topes. que si los pañales, las toallitas, el chupete, la tela, el agua, la comida, la merienda y, por supuesto, los "por si acasos": un libro "por si acaso", un par de juguetes "por si acaso", una bufanda "por si acaso", un body "por si acaso"...os hacéis una idea.
maína poppins iba preparada para la batalla.
vamos a la fundación telefónica en gran vía donde hay una instalación de luz y sonido que seguro le va a molar al cometa. al entrar en la sala desconfío, está todo súper oscuro y conociéndome pierdo a mi ahijada en el minuto 2. pero una vez nos acostumbramos al nuevo espacio nos ponemos a investigar. unas paredes proyectan el mar con olas gigantes y otras unas mariposas que al tocarlas van cayendo al suelo. tras un buen rato aporreando lepidópteros a cascoporro llega la hora de comer. como el sitio es amplio y muy "kid friendly" (denominación de origen para aquellos lugares en los que traer a niños es bien), decido que nos quedamos ahí con siesta incluida. la del cometa claro. bueno, admito estuve a punto de caer en un puff muy cómodo, sí. total, que siguiendo su estricto horario, el gremlin se soba en el carrito.
cuando despierta nos preparamos para la segunda parte del día, ir a casa de mi amiga marina y ver a su señor esposo, ignacio, y sus dos churumbeles, malena (6) y daniel (8), que tienen más juguetes que el hamleys de londres y adoran al cometa. pero antes, cambiemos pañal. otra de las razones por las que me quedé en la fundación telefónica es que tenía cambiadores para niños, elemento esencial que a los que no tenemos hijos nos la trae bastante al pairo hasta que te pasas el día con un bebé adherido a la cintura. así que vamos al baño, subo el cometa al cambiador, quito pañal y - wtf maricarmen- tiene el pompis rojo como la bandera del japón.
no por favor.
pues sí. la pobre llora y patalea y no deja de repetir no, pero es que tienes que limpiarla, no hay otra. maína poppins saca la munición pesada: el repertorio clásico de canciones populares volúmenes 1 y 2. que si "old mcdonald had a farm", que si "susanita tiene un ratón", que si "había una vez un circo". los de fuera tienen que flipar. en mi vida he cantado tantos hits seguidos. como tampoco había cambiado un pañal más rápido.
salimos del baño. el cometa parece calmarse pero me observa de reojo. hay que salir de ahí, ir a casa de marina y de camino parar en una farmacia a por crema. intento sentar al cometa en el carrito. asoma el gremlin. lo intento de nuevo. el gremlin vuelve a aparecer. como el día anterior formulo la pregunta a pesar de saber la respuesta de antemano:
- nos sentamos en el carrito, cometa?
- no, añando.
cómo le explico yo a una niña de casi dos años a la que le escuece el culo que de gran vía a conde duque hay un cacho?
no lo haces.
lo que sí haces es coger el carrito con la mano derecha, al cometa con la izquierda y ponerte a andar la calle fuencarral. 
en algún momento se cansará, esta claro, ¿no?
os adelanto la respuesta: no.
el cometa, feliz al no tener que aposentar su hastiado traserillo en la mclaren, observa viandantes, grita "moto" cuando pasa una (constantemente, obvio), y se para con cada piedrita que le llama la atención (o sea, todas). 
el trayecto, de unos 30 minutos para un adulto, se prolongó a hora y cuarenta minutos con niña andadora de la mano. comprobado por una servidora. incluyendo claro, párate en la farmacia, compra la cremita para el pompis, te paras en el vips porque seguro habrá cambiador, efectivamente lo hay, cara de estupefacción cuando el cometa percibe la traición, quitas pañal, llantos, tarareas, limpias, más llantos, cantas, pones crema, muchos más llantos y....do de pecho.
al salir, una madre con dos niños nos observan ojipláticos.
por si se me aparece la virgen, repito sin mucho entusiasmo:
- nos sentamos en el carrito, cometa?
- no, añando.
poh ná. sigamos con el camino del rocío.
por fin en casa de marina e ignacio el cometa, cuan reina de saba, es agasajada por daniel y malena con todo tipo de juguetes imaginables: cuentos, imanes a go gó, señores potato gigantes, y pinturas de todas las marcas y estilos. he de confesar que por un momento tuve miedo  de que el cometa implosionase ante semejante barbaridad de sobrestimulación. pero no, la tía supo adecuarse perfectamente al medio y olvidarse de su dolorido pompis por un buen rato.
menos mal, pobrina mía.

tras estas dos jornadas llenas de aventuras y sorpresas, al día siguiente el cometa y su maína estábamos que parecíamos volver de las trincheras. agotadas sí, pero unidas por un vínculo más fuerte. es lo que tienen las batallas. sólo nosotras sabemos exactamente por lo que pasamos.
ya con su madre, vamos al parque para que juegue al salir del cole. yo, que no estoy acostumbrada a estas jaranas infantiles he quedado para el arrastre: sin maquillaje, con una coleta de aquella manera, no sé ni cómo voy vestida, y con una calentura en el labio del tamaño de un champiñón (intuyo que del estrés que me causo cerrar ese maldito carro). estoy para que me pasen por una trituradora y me reciclen. por esta razón (y porque tengo una imaginación bastante activa), es fácil entender mi perspectiva ante lo acontecido a continuación.
a la par que charlo con mi hermana alex y columpio al cometa, aparece mi hermana julia.
ella, en la lejanía, cuan ninfa de los bosques y a cámara lenta, se acerca hacia nosotras que parece que levitara. ella, fresca como un cogollo de lechuga, se retira su larga y ondulada melena pelirroja, nos saluda mientras se acerca y nos sonríe con una perfecta sonrisa profident. además, hay que admitir que la niña va monísima vestida. con su bolso longchamp, su abrigo de corte militar hasta los tobillos y sus botines negros con hebillas. la tía parece que viene de un congreso de influencers.
nos saludamos todas y, en el momento en el que voy a seguir columpiando al cometa, ella me mira y  suelta: "no, julia". yo me hago la sorda y sigo columpiándola. pero ella no es tonta y sí cabezota un rato. "maína no, julia".
silencio.
me alejo muy lentamente del columpio con una de esas sonrisas de "no, no, si estoy super bien, no me ha dolido nada, que va. no os preocupéis, por favor. uis mira, un trocito de mi corazón pasando por delante del tobogán."
y aquí me acordé de las madres. de todas.
de lo grandes que sois. todos los días a pie de cañón. con esa capacidad sobrehumana del multitasking. en las buenas, en las malas. y sin esperar nada a cambio.
y a propósito de las madres...me adelanto a felicitaros por el día 5 de mayo porque, a mis ojos, sois  verdaderas heroínas con poderes sobrehumanos.

¿y yo? a mi me sobra y me basta ser tu maína poppins que, visto el percal y teniendo en cuenta que a mi me pasa todo lo habido y por haber, no creo vaya a ser poco.
además, aprovecho tu introducción, ese personajillo tan especial que es el maravilloso e inconmensurable cometa, para felicitarte porque hoy cumples dos años!

ahora mismo no te enteras, claro, pero para cuando lo puedas leer quiero darte las gracias por elegirnos en tu vida. y a tu madre por escogerme para ser tu maína. 

aquí estaré para todos tus "maínas", "noes", "síes" y "añandos" futuros.
te quiero.













Wednesday 27 March 2019

morir es difícil


queridos y queridas, qué difícil es morirse.
no es broma.
difícil de cojones y por múltiples y variopintas razones.
para empezar, querer fallecer no es suficiente. las posibilidades de perecer no son inversamente proporcionales a las ganas que tenga uno de irse al otro barrio. mi abuelo arturo mismamente comenzó a querer morirse cuando murió mi abuela lola. pues bien, años más tarde seguía pidiéndolo a cada visita que le hacías....pero ni con esas. le costó una barbaridad.
y cuando por fin lo consiguen...
pues cuando por fin lo consiguen puede que comience un engendro entre las "12 pruebas de asterix y obelix" y "dentro del laberinto" de david bowie.
este fue el caso de mi abuela yiya hace unos años.
en primer lugar porque murió en casa. que sí, suena la mar de bonito, idílico, e incluso diría que hasta fílmico, pero es un momento que roza el esperpento. una servidora, que ha visto demasiada tele, se puso a hacerle compresiones cardiopulmonares a la yiya que me creía estar en un episodio de "urgencias", pero me salieron más de "centro médico" y lo sé. ya me entendéis.
en segundo lugar, el coñazo añadido - disculpad la crudeza, ya sabéis que conmigo tonterías las justicas - que supone espichar en el hogar de uno. cuando por fin llegan los de la ambulancia (más que nada para confirmar la hora de la muerte), una se siente sin intimidad. el hospital es aséptico sí, pero es neutral. el personal paramédico invade el cuarto de tu abuela y lo pone patas arriba. y tú con el moco colgando. cuando por fin certifican la muerte, ¿qué hacen, se la llevan? pues no. te comentan que tienes que averiguar si la fallecida tiene seguro de muerte (no dejo de percibir cierto rintintín en este término, el de "seguro de muerte"). y yo qué se. pues lo tienes que buscar. así, de cuerpo presente y revolviendo en los cajones ante la atenta mirada de la paramédico. no encuentras nada. "bueno, pues tiene usted que llamar a una funeraria, fírmeme aquí por favor, mi más sentido pésame y que tenga usted un buen día". no, la mujer no lo dice con ironía.
¿y qué funeraria? ¿y cómo la buscas? ¿y cuáles son los parámetros que has de seguir para elegirla? pues a las páginas amarillas.
todo muy lógico.
que sí, que son la mar de útiles cuando quieres comida china, pero para esto me parece como una grosería. por fin nos decidimos por el 2x1 de las funerarias, la que incluye crematorio. seamos prácticos, no vamos a llevar a la abuela de un lado a otro por madrid como si fuera el papa benedicto xvi. así que llamas. te comentan que pueden ir a recoger el cadáver a las 3 o las 6 de la tarde. tu madre no está preparada para decir adiós. te pide por favor que a las 6.
aún son las 2...estupendo.
las cuatro horas bordan el surrealismo. la abuela yiya "esperando" a la funeraria, mi tía sentada en la cama a la vera del cuerpo como si fuera el convidado de piedra, mi madre cocinando hamburguesas "que la carne se va a poner mala" a modo de terapia para no pensar y yo en el salón, con mi padre, que ha venido para un más que necesario apoyo emocional.
todo muy sencillito, muy poco almodovariano
por fin llegan los de la funeraria. hay que firmar papeles y decidir cosas a gogó...flores, ataúd, duración de homilía, foto, hora...esto parece una oposición a funcionario comprimida en quince minutos. sencillez, queremos sencillez, nada de parafernalias. perfecto. pues bien, la sencillez te va a salir por el módico precio de tres mil euros. trá trá. definitivamente, me he equivocado de profesión.  ya en el tanatorio, tras el atáud, las flores blancas, el grupito de familiares problemáticos, la misa y las lágrimas, ni se te ocurra hacer amago de poner un pie en la calle sin haber pagado. da igual la pena, los llantos, la muerte. el negocio es el negocio y la pela es la pela. llamadme sentimental, pero sacar la visa oro tras un funeral me parece bizarro un rato.
pero para bizarrismos ir a recoger las cenizas. esto ya es un compendio de cubismo y dadaísmo aderezado con bien de expresionismo.
se recogen directamente a la entrada, en el mostrador de información. intimidad en tu casa, aquí vamos al lío. dices el nombre de la fallecida y te traen las cenizas. pero esa que me traen no es la abuela, eso es una tartera de playa en la que dentro puede estar la urna con la yiya o un tinto de verano y tortilla de patatas. todo muy elegante. la señora de la funeraria le comunica a mi madre que tiene que firmar. mi madre no puede parar de llorar. "firma mamá". pero ella no firma. firmar es aceptar que se ha ido. así que ella llora. la señora nos mira de forma aséptica. es su trabajo, su día de la marmota particular. sin rúbrica no hay cenizas, es lo que hay. "firma mamá". nada que no hay manera. "mamá por dios firma". ella firma.
montamos las tres (mi madre, las cenizas de yiya y yo) en un taxi camino a casa. me pongo la tartera en las rodillas y la abro, ahí esta la urna y no la tortilla de patatas, menos mal. bajo la ventanilla y me pongo a imitar la forma de hablar de mi abuela. "ay sí, ratita, que me de una mijita el aire. y yo aquí metida en esta urna. menos mal que me habéis sacado del tanatorio. eso era mu triste, mu sombrío. que no te digo que no me echase unos chascarrillos con el de al lado, pero mejor en casa". mi madre se ríe. el taxista observa por el retrovisor ojiplático.
la muerte es difícil, pero menos mal que también es sabia.
mi abuelo arturo se "esperó" a que llegaran mi padre y mi hermana julia al hospital para marcharse. la yiya, no sólo a que mi madre y yo estuviésemos el mismo fin de semana en madrid, sino a acabarse su comida favorita: café con tostadas.
irónicamente cuando uno muere inscribimos aquello de requiescat in pace. ese descanse en paz que más que una proposición afirmativa parece, con tanto ajetreo, con tanta ida y venida, una plegaria. 

sin embargo, la yiya aún no sabía que le quedaba una última aventura antes de descansar, efectivamente, en paz.
pero eso, queridos y queridas, es otra historia...
https://bebiendotealascincoycinco.blogspot.com/2012/09/polvo-eres-y-en-polvo-te-convertiras.html

Friday 8 March 2019

carta a mi yo adolescente


querida paula,
¿recuerdas aquel día en el recreo? ¿qué teníamos, 12 años? habías vuelto a madrid, a tu cole de siempre, el ramiro de maeztu. habías retomado tu equipo de baloncesto, el estudiantes. te encantaba jugar. lo de entrenar ya no tanto, cierto. bueno, los partidillos sí, pero hacer líneas era un auténtico infierno. y la preparación física ya ni te cuento. eso de correr hacia ningún lugar nunca fue lo nuestro. pero jugar los domingos era maravilloso.
llevabas ya unos meses en el equipo. te habían puesto de alero así que habías mejorado tu tiro fuera de zona. no eras amaya valdemoro desde luego. pero no se te daba fatal.
aquel día en cuestión (me enrollo mucho, perdona, es lo que tiene la edad) saliste al recreo y viste que en la cancha del patio había unos chicos jugando al "kao", tu favorito. todos los jugadores se ponían en fila en la línea del tiro libre, tiraba el primero e, inmediatamente después, el segundo. el objetivo era siempre meter canasta lo antes posible y pasarla al siguiente de la fila. si el que tenías detrás encestaba antes que tú, quedabas eliminado y ganaba el que quedaba último.        
te dirigiste hacia la cancha directa. estaban a punto de comenzar una partida así que te pusiste en esa fila de unos 15 chavales sin pensarlo ni dos veces. todos niños y tú la única niña. alguno te miró de reojo, pero tú te hiciste la loca.
cuando llegó tu turno la metiste a la primera eliminando al de delante. en el siguiente turno igual. y el siguiente. estabas con la muñeca suelta, uno de esos días. sin embargo, en el siguiente turno, el que tenías delante en vez de pasarte el balón a ti se lo pasó al de atrás. miraste a todos lados, a lo mejor te habías colado sin darte cuenta. pero cuando te llegó el turno de nuevo, el mismo chico cogió la pelota y delante de todo el mundo dijo "no puedes jugar". "¿y por qué?", preguntaste. "pues porque eres una chica, el balón es mío y yo decido quién juega".
¿recuerdas cómo miraste alrededor para ver si algún chico te apoyaba y cómo todos miraron para otro lado como si no fuera con ellos? y sobre todo, ¿te acuerdas la impotencia que te recorrió el cuerpo desde los pies hasta los ojos? tuviste que darte la media vuelta para que nadie te viera llorar de rabia pura. lo que te faltaba, que te vieran llorar "como una niña".
claro que te acuerdas. porque esas cosas no se olvidan nunca.
siempre mezclaste lo femenino con lo masculino. 
o más bien lo que la sociedad percibe como femenino y masculino.
jugaste a las barbies y los pin y pon, sí. pero también metiste un gol en clase de gimnasia y marcaste un touchdown cuando te enseñaron a jugar al fútbol americano.
te encantaba ver "candy candy" con tu hermana alex y "oliver y benji" con tu hermano borja. disfrutarás igualmente viendo mundiales de fútbol con tu abuelo o partidos de tenis de nadal.
tu madre te inculcó que las voces femeninas eran, no sólo importantes, sino esenciales. no te acordarás porque eras muy bebé pero a mamá nunca le gustaron los cuentos de princesas. qué era eso de mujeres desvalidas y príncipes al rescate. no. en su lugar ella te narraba con apenas dos años historias en las que blancanieves era una ejecutiva agresiva, los enanitos los hombres de la limpieza y el príncipe un amigo informal. y claro, cuando tus abuelos, o tu padre, o tus primos te contaban el cuento "original" no te gustaba. mamá es una crack. no lo sabes aún pero en realidad es la primera feminista que conociste. también te repetirá hasta la saciedad aquello de "jump to the sun" ("salta hacia el sol"). de esto si te acordarás claro, aunque sea sólo por reiteración. por cierto, lo sigue diciendo  cada oportunidad que tiene a día de hoy, avisada estás.
por todo esto no entendiste aquel día por qué no podías jugar con los niños.
por qué se sentían amenazados por una simple chica.
por qué eras diferente.
cómo me gustaría decirte que esto fue un caso aislado. que fue un malentendido. que nunca más llorarás de rabia e impotencia.
por desgracia (o por fortuna, según se mire), elegirás dos oficios que no te lo pondrán fácil.
qué digo elegir. el primero te escogerá a ti. no podrás pensar en otra cosa que ser directora de cine. el día que descubres que eso es un trabajo y se paga, harás la conga. es como si se abriesen las nubes y vieras el sol.
sin embargo pronto te darás cuenta de algo aparentemente obvio, no hay casi mujeres en quien reflejarte.
en ningún lado. ni en los cines, ni en los libros de cine, ni en las revistas de cine, ni en las entrevistas sobre cine, ni en los festivales de cine y, por supuesto, ni en las escuelas de cine.
hombres, hombres y más hombres.
un aburrimiento, la verdad.
entrar en la escuela de cine te va a costar lo que no está escrito. una vez dentro, y tras una criba de cientos de personas sólo pasarán dos mujeres de doce personas en dirección, incluyéndote a ti claro.
siento decirte te sentirás de nuevo en esa cancha de baloncesto.
tendrás la sensación de tener que esforzarte más y ser más brillante, más elocuente, más creativa, más todo en general y en todo momento. y claro, tampoco te dejarán tener una voz femenina. ni feminista. ni nada que tenga forma de ovario.
así que, como es lógico, alzarás bien alta tu voz femenina, feminista y ovárica en forma de proyecto de final de curso.
esto no gustará nada a los de arriba. todo hombres claro.
a ti no te gustará que no les guste a los de arriba. así que, como estarás hasta las narices de misoginia, del tufo de esos puros que intentan compensar, digamos, otros elementos, y de que entre unos y otros te quieran calladita que así estás más mona, pues te irás.
estarás un poco perdida durante un tiempo. pero no te preocupes que todo pasa, créeme.
tu segundo oficio, el que sí eliges será el de ayudante dirección.
tú con tal de mandar lo que sea.
aquí la cosa no será muy diferente.
la cancha volverá con sus amigas la impotencia y la rabia de la mano.
a menudo será complicado entrar en ese club selecto y privado repleto de hombres. aquel plagado de temas que te aburrirán hasta la saciedad como la premier league o los chistes de penes y pedos. pero cuando las cosas se pondrán de veras complicadas será cuando tengas que mandar a los hombres del club y no ellos a ti.
esto será de traca, pequeña.
muchas veces te harán sentir diminuta, invisible, excluida, muda, incompetente, incomprendida, histérica, loca.
de vez en cuando también te tacharán de lesbiana, aunque no lo seas ni tampoco te parezca un insulto.
y te estarás preguntando, ¿entonces?
pues aquí viene lo bueno.
te diré un secreto.
no estás sola.
pero para nada.
si te fijas tendrás alrededor una red entera de mujeres, de hermanas, que te acompañarán en lo bueno y en lo malo. en las risas y en los llantos. sólo tienes que fijarte un poco.
durante el instituto júntate con paloma y mary. te sabrán escuchar y entender tus locuras, que serán de lo más variopintas.
en la escuela de cine pégate como una lapa a tu compi de dirección, anna. estará pasando exactamente por lo mismo que tú y tendrás una amiga para toda la vida.
cuando llegues a londres (que sí peque, como te lo digo, londres) será una etapa complicada llena de baches y vallas, sobretodo al principio. no te des por vencida nunca. caiga quien caiga. y también aprovecha al máximo el tiempo con andrea y alejandra. se irán de londres antes de lo que piensas y con ellas un trocito de tu corazón.
además, tendrás múltiples maravillosas y fieles compañeras de viaje que no conocemos personalmente aún (isabel coixet, icíar bollaín, ava duvernay, reed morano, belén macías, kathryn bigelow, sofia coppola, patricia ferreira, arantxa echevarría) y aquellas que conoces de toda la vida (tu madre, pili, alex, jules, marina, chindi, bea)...todas ellas no te soltarán la mano, pase lo que pase.
ser mujer va a ser muy complicado, frustrante, tormentoso, contradictorio.
será, a fin de cuentas, una de las cosas más difíciles que te pasen.
pero también la más maravillosa.
así que ya sabes, jump to the sun.
















Tuesday 12 February 2019

cómo estar loca y no morir en el intento



queridos y queridas, mis padres se divorciaron a los pocos meses de haber nacido.
que ellos no se quisieran más no quería decir que no me quisieran a mi.
pero el amor es más complicado que un puzzle de 8000 piezas...
desde siempre tengo la constante sensación de estar dividida por la mitad. aún hoy, de adulta, me sigue pasando. de vez en cuando siento como si unas fuerzas totalmente contrarias me tirasen cada una de una mano.
de pequeña no entendía del todo bien por qué iba con vestido de nido de abeja un día, y con vaqueros otro. un día con el pelo corto, otro con el pelo largo. un día rodeada de primos y otro en mi cuarto jugando sola. un día con él y otro con ella. pero nunca juntos.
pensé que era normal. hasta que alguien se atrevió a decirme que de normal nada, flor.
no creo fuese casualidad que uno de mis libros favoritos durante la pre-adolescencia fuese "la historia interminable".
quise ser la emperatriz infantil con todas mis fuerzas. aquella niña amparada por un castillo de marfil, protegida del mal.
(además que la muchacha era monísima de la muerte).
pero claro, nada ni nadie puede defenderte toda la vida.
algo se fue transformando o formando poco a poco dentro de mi cabeza. hubo un click. mi cerebro dijo basta. me agoté. de dietas, de sentirme insuficiente, incomprendida, de ser comparada, de no entender, de no saber, de la vida. por un momento me sentí (o me hicieron sentir, o ambas) sola, abandonada y sin intuir por dónde salir. como artax, el caballo de atreyu, caí en "el pantano de la tristeza". cuanto más intentaba luchar por salir a flote, más me hundía. fue entonces cuando pensé que la única opción posible era tirarme por el balcón del piso número 17 de dónde me encontraba.
tenia trece años y era la primera vez que me planteaba el suicidio.
cómo estar loca y no morir en el intento. de nuevo, literalmente.
y diréis, "amiguita, qué intensita estás, no?".
es necesario para entender.
total, que he pasado gran parte de mi vida buscando el grial de las enfermedades mentales: el psicólogo perfecto.
cuan indiana jones puesta de citalopram hasta las pestañas, he navegado por los mares del comportamiento humano y me he aventurado por las selvas del subconsciente.
y vaya telita, queridos y queridas, cómo está el patio (el mío y el ajeno).
para que os hagáis una idea de este viaje cuesta abajo y sin frenos, he aquí una pequeña muestra de supuestos posibles griales que encontré por el camino. cuán atreyu, partí hacía la "gran búsqueda", aquella que supuestamente me llevaría a la salvación...

1) el de que no te enteras.
a la blandita edad de cuatro años me convertí en un gremlin. aquellos que sois padres sabéis que los niños a esa edad son todos demonios de tazmania. sin embargo, cuando empecé a gritarle a mi madre que la odiaba, la mujer se preocupó un poco.
de pronto, ese querubín al que ella había parido, amamantado y adorado, se giró un día y se convirtió en la niña del exorcista. 
mi madre, incapaz de entender semejante transformación decidió pedir consejo a la psicóloga infantil de mi guardería y ésta, a su vez, solicitó examinarme en mi hábitat natural: el recreo. atónitas, las dos observaron desde un aula cómo a la niña (servidora), aparentemente no le pasaba nada. es más, era social, con tendencias al liderazgo - o sea que los tenía a todos firmes listos para pasar revista - y reía a mandíbula batiente con el resto de mis diminutos compañeros (o súbditos, visto lo visto).
la psicóloga concluyó que era una llamada de atención o un comportamiento aprendido de mi entorno. y así se quedó...

tras este episodio y hasta el comienzo de la universidad probablemente debería haber ido al psicólogo unas cuantas veces. sin embargo, la adolescencia es una edad en general bien complicadita. en un principio una no sabe si es que está trastocada con la edad del pavo como todo hijo de vecino, o está como las maracas de machín. y utilizo esta expresión, la de las maracas, porque todos conocemos a machín. ¿quién está completamente sano mentalmente? lo que pasa es que machín y yo venimos de lejos. tenemos nuestra historia.
"la nada" me fue cercando poco a poco hasta darme cuenta que me había tragado demasiados sentimientos, que no sabía expresarme emocionalmente, que la pena acechaba incansable, que mi dismorfia corporal cada vez me envolvía más, que mi desorden alimenticio se paseaba en bata y pantuflas. cuando sentí que el vacío que tenía dentro no me dejaba respirar, fue entonces cuando pensé que a lo mejor debía hacer terapia.
queespabiladaeslachiquillacómosenotaquetieneestudios.

2) el de la narcolepsia.
mi primera psicóloga oficial venía recomendada. fue al comienzo de la universidad en un año que pasé en madrid. llegué a la primera cita nerviosa, ansiosa. la consulta se encontraba en una casa de renta antigua cerca de alonso martínez. me acuerdo perfectamente de los suelos de madera que crujían al andar sobre ellos. del despacho oscuro, que no triste, donde me recibió. me ofrece sentarme en el diván. yo pregunto que si tengo que tumbarme. ella me contesta que puedo hacer lo que quiera. pienso que si me tumbo pierdo el control de la situación, así que me siento de cara a ella. tras un par de semanas me quito los zapatos y me siento con las piernas cruzadas. estoy más tranquila. ella escribe en un bloc. al mes apoyo mi codo en un par de cojines. le estoy cogiendo el tranquillo. ella sigue escribiendo. un día me envalentono y me digo, si aquí sólo nos falta woody allen en la consulta para que sea de manual. venga, que me tumbo en el diván. me entra un poco de "yuyu" pero empiezo a hablar y es hasta liberador. no tener a nadie que te mire deja que tu mente vuele y con ello sea más natural.
de pronto, hay algo que no me cuadra. algo me falta. un sonido. no oigo el lápiz rayando el papel al escribir. me giro. 
me cago en todo lo que se menea que se ha quedado dormida la jodía.
yo rasgándome la caja torácica emocional y me encuentro a la tipa con la boca abierta como un buzón de correos. hasta un hilillo de baba en la comisura de los labios que tiene.
¿pero cuánto tiempo llevo hablándole a la pared?
me tienta irme sin que se de cuenta, pero no me atrevo. con un medio tosido y un medio "¡oye!", oigo cómo la mujer comienza dale que te pego con el lápiz en el papel como sino hubiese pasado absolutamente nada. 
las ganas de terapia se me quitaron por un buen tiempo.

3) el del que no se entera de nada.
llegué a londres bastante perdida. la escuela de cine no había ido cómo esperaba (porque yo no esperaba que me invitasen a repetir curso, claro) y no quería pasarme la vida de taquillera en los cines princesa. tenía que hacer algo. ¿y qué mejor idea que irme a londres no? era bilingüe y adoraba el cine. ¿qué podría salir mal?
obviamente, casi todo.
una se imagina entrar en la meca del cine por la puerta grande. a lo cecil b. demille - que por cierto acabó arruinando un estudio, mal augurio. el catering, y no el cine, fue mi fiel compañero durante casi cinco años. y todos sabemos que no hay mejor trabajo para alguien con ansiedad, principios de depresión y un trastorno alimenticio que el mundo del catering.
es de cajón.
uno de mis días más gloriosos en el glamouroso mundo de la hostelería transcurrió en el natural history museum. al llegar al hall principal con mi bandeja de canapés de calabacín rellenos de queso riccota observé, atónita, que se trataba de la fiesta de fin de rodaje de una película de disney. casi me hago bicho bola y me escondo en la sección de fósiles del museo.
tras meses de hacerme la fuerte, de contestar continuamente "estoy divinamente", una noche me desperté de madrugada pensando que me moría. no podía respirar: mi mente, exhausta, había llegado a su tope a modo de ataque de pánico.
por fin bonita, exhaló mi cerebro.
como no tenía un duro me fui a la seguridad social inglesa. mi estado anímico era tal, que el médico de cabecera no me metió el ansiolítico él mismo hasta la tráquea por aquello de la etiqueta hipocrática. a su vez me dio cita para que me evaluase un terapeuta.
llegué al hospital que me temblaban las canillas. de lo mal que estaba y de los nervios dada mi última  experiencia. al entrar en la consulta lo primero que me llamó la atención es que no había diván. venga, minipunto para el equipo freudiano. el psicólogo me tiende la mano y me choca lo pipiolín que es. tiene pinta  que yo sé más de depresión que él. intento no caer en prejuicios y "go with the flow". pero le noto nervioso. tartamudea y me evita la mirada. que no pasa nada si eres un viandante en oxford circus, pero si eres un profesional de la mente humana, es como un ciego llevando a otro ciego. nos fostiamos fijo. el muchacho me da una hoja con preguntas que tengo que calificar del 1 al 10. temas livianos, para romper el hielo, tales como "pensamientos suicidas diarios" o "sentimientos depresivos y/o sin esperanza". al contestar todas, comienza a sumar puntos según la nota haya dado a cada pregunta como si fuera el "scattergories". el muchacho me mira serio y me dice "tienes depresión".
anda, mira qué cosas. 
durante dos meses tengo que contestar dichas preguntas al inicio de cada sesión. y él me suma los puntos como si fuera un examen de trigonometría. en algún lado leo que si saco más de x puntos  pueden obligarme a entrar en un centro psiquiátrico. como persona cuerda que soy contesto siempre para librarme por los pelos del ingreso clínico forzado, pero lo justo para que me sigan tratando.
todo muy lógico.
sana como una manzana.
al final de nuestras maravillosas semanas juntas él, serio, tartamudeando y sin mirarme (en su línea), me dice "tu depresión es bastante más seria como para solventarla en estos dos meses".
qué portento, qué sabiduría, qué profesionalidad.
tras esta magnífica experiencia, me designaron otra terapeuta en el mismo hospital que, desde un principio fue bastante mejor. para empezar me miraba a los ojos, que eso siempre es un plus. también me introdujo en el mundo del CBT (cognitive behavioural therapy) y el mindfulness. sin embargo solo podía tratarme durante 12 semanas para "poder dar posibilidades a más gente". si quería seguir con el tratamiento debía volver a comenzar el proceso de cero.
todo muy ideal para una persona con depresión.
la terapeuta me sirvió de tirita temporal. lo que pasa es que la herida estaba bien abierta e infectada.

4) el del que no para de hablar.
con la tirita aguantando a duras penas, una ve un poco de luz al final del túnel y empieza a trabajar en el cine. durante un tiempo, la novedad y ese "¡por fin!" me mantienen a flote  una temporada. convencida de que una vez trabajase en lo que realmente me gustaba encontraría la felicidad supina. la verdad es que iba al trabajo casi dando saltitos. mis compañeros en el set me preguntaban "¿cómo puedes sonreir tanto a las 6 de la mañana ?". para ellos era como si fuese de psicotrópicos. ¿cómo explicarles el infierno por el que había pasado durante cinco años hasta llegar, finalmente, a ese momento? estaba de auténtico subidón natural de serotonina.
pero la tirita no aguanto mucho.
las inseguridades volvieron con más fuerza que nunca. entre trabajos la caída era descomunal, casi violenta. insomnio, algún ataque de pánico, bajones a gogó. quería ser la perfección absoluta y no entendía por qué no era posible.
esta vez ni seguridad social ni bacalao en pepitoria. pago lo que haga falta.
me recomiendan fervientemente un terapeuta. el mejor de la escuela jungiana en londres, por lo visto. no me digas más, ¡TOMA MI DINERO!
llego a la consulta. es luminosa, con ventanas amplias que dan a un jardín. ya por costumbre busco el diván. ahí está, casi lejano, en una esquinita. como en un espagueti western de sergio leone nos miramos de reojo el diván y yo. ya lidiaré contigo, ya, me digo a mi misma.
el psicólogo tiene cara amable. me invita a sentarme. hace un par de preguntas. los nervios de siempre aparecen. lógico cuando compartes tu infierno con un completo desconocido. comienzo a relajarme. me interrumpe. no para hacerme otra pregunta, si no para comentar sobre mi respuesta claramente inacabada. me descoloca. intento seguir con mi testimonio. él afirma con la cabeza pero  nunca me mira, y me interrumpe de nuevo. busco a mi alrededor, ¿hay cámaras? ¿es esto una prueba? el sigue hablando, a su bola, sin mirarme, con la cabeza de lado. a lo jesus hermida. o más bien a lo martes y trece imitando a jesús hermida entrevistando a gloria fuertes.


yo soy gloria.
obvio.
no doy crédito. ¿es normal que un psicólogo hable más que el paciente? considero ponerle a prueba. sin que se dé cuenta (que por otro lado no es complicado porque anda en su propia burbuja jungiana),   decido no emitir un sonido hasta que me pregunte de nuevo y comienzo a cronometrarle.
casi quince minutos más tarde de reloj, como saliendo del fantástico mundo de la introspección, se digna a levantar la vista. welcome back, bonito. me pregunta de nuevo. me deja dos frases. asiente. baja la cabeza y cae de nuevo en su monólogo. decido aguantar estoicamente hasta que el hombre da por acabada "mi sesión". al despedirme me tienta el impulso de cobrarle a él, porque digo yo que se habrá quedado a gusto.
obviamente, no volvi.

4) el de la que se va.
me recomiendan otra que por lo visto también es maravillosa. visto el percal eso lo decidiré yo si no os importa. voy que me espero cualquier cosa. ¿una terapeuta de dos cabezas que vive en una caverna y escupe fuego? ¿por qué no? entre que yo tiendo a ser un poco "drama queen" y que, aparentemente, todo parece pasarme a mi (¿que decía yo? "drama queen"), entro a la consulta con reservas.
es seria, y germana. que ya se que suena un poco racista pero lo que quiero decir es que no se anda con chiquitas, va al grano, tonterías las justas. mal no me viene vistas las tendencias al adornamiento jónico-dórico-corintio que tengo.
a veces no la entiendo porque habla con acento marcadamente germano y bajito, como al cuello de la camisa. y claro, a veces me tiene que repetir la misma pregunta unas cuantas de veces. no sé si se piensa que soy un poco limitada o que los ansiolíticos me tienen como vetusta morla (la tortuga de "la historia interminable", no el grupo), que no me entero de nada.
durante meses es mi oasis personal.
un día, al acabar la sesión me dice que tenemos que hablar.
miedito.
me explica que vuelve a alemania y con ella, la consulta.
pánico.
problemas personales de abandono aparte, lo que me derrumba es tener que empezar de nuevo de cero con otra persona. otra vez empezar desde el principio. contar lo mismo. revivir y revolver la mierda de nuevo.
no por dios.
"¿y por skype?", pregunto esperanzada...ella, me explica, no cree que ese medio sea conveniente para mi recuperación.
lo que no es conveniente para mi recuperación es que te vayas a otro país, guapita de cara.
dice me recomendará un par de terapeutas.
estoy de las recomendaciones hasta donde yo te diga marisa paredes...

5) el de la que cierra el círculo (por ahora).
por aquello que tengo la sensación de estar en la casilla de salida de nuevo, llego a la consulta de gabriela con un poco de mala leche. a pesar de su nombre, como tiene apellido pseudo teutónico (me persiguen), no caigo en que habla castellano hasta que la tengo delante y me habla ella. es la primera vez en mucho tiempo que no uso en mi lengua materna en el psicólogo. para ser exacta, desde el psicóloga narcoléptica. y la verdad, qué gusto. no sólo porque me noto más suelta, sino porque además cuando no me sale una palabra en castellano puedo irme al inglés. hay días que todo es muy spanglish. va evolucionando.
todo sigue su curso hasta que, un día, al acabar la consulta, gabriela me lanza un zasca saliendo casi por la puerta (porque los zascas, como si un episodio de "lost" se tratara, los deja siempre para el final  y así te pases la semana más rallada que un queso cheddar). como si le hubiese brotado la idea cuan seta voletus me suelta, "a ver si la próxima semana se tumba en el diván, que le vendrá bien"
terror en el hipermercado, horror en el ultramarinos.
todo menos el diván por dios.
la imagen de esa señora con la boca abierta me deja pseudo epiléptica.
gabriela me mira porque me he quedado en la puerta que parece me ha dado una apoplejía. emito un sonidito que quiere ser un "hasta la próxima semana".
no salgo corriendo por educación.
la semana la paso con un estrés que no sé yo si a mi ir al psicólogo me está viniendo bien. a mi esto de la terapia no me relaja nada.
para intentar calmarme hago lo que cualquier persona sana haría: buscar en google hasta la psicosis..."terapia con diván", "ventajas e inconvenientes del diván", "traumas con el diván", "diván infernal", etc.
lo típico.
llego a la consulta que parece que me he tragado una batidora moulinex de los nervios que tengo. decido, en el último momento que no, que de diván nada. desafiante, me siento en la silla de siempre.
gabriela me mira mientras me acomodo pero no menciona nada. ni mú.
vaya semanica he pasado para nada, joder.
a la siguiente semana llego relajada. incluso chula, en plan, esta batalla la he ganado yo. sin embargo, al sentarme noto algo diferente. al principio, como empiezo a hablar no le doy mucha importancia. pero hay algo en la habitación que me tiene intranquila. no es hasta que estoy en pleno apogeo de mis elucubraciones, que percibo el cambio.
el diván está más cerca, ¿no?.
a mi se me está soltando la goma de la olla.
pero me voy mosqueada. y rallada claro. rallada a reventar.
la semana siguiente no me cabe duda. este diván está acortando distancias.
observo el diván. observo a gabriela. nos miramos, ella impertérrita...
a día de hoy el tema diván no ha vuelto a salir. pero como buena obsesiva compulsiva que soy, a mi me sigue pareciendo que el diván lo pone cada vez más cerca.
obviamente, no es el caso.
si fuera cierto, tendría el diván de pamela.

en resumen, que aquí seguimos con terapias y ansiolíticos varios hasta no sabemos cuándo.
en un mundo en el que la enfermedad mental se esconde, se desconoce, se ignora o se tapa. un universo en el que muchos creen tener el consejo infalible porque también han estado tristes de vez en cuando. un lugar en el que a menudo se nos olvida preguntar qué necesitan al que mejor lo sabe, el enfermo. esos malditos "anímate" o "solo necesitas que te de un poco el aire" que no funcionan. porque es que no quieras, es que a veces directamente no puedes.
no es fácil. de hecho es bien jodido, mirarse a una misma con honestidad. sobre todo porque cuando una se pone a indagar no para de descubrir monstruos. monstruos "medusianos" de múltiples cabezas. monstruos que se mueven y mutan, que se hacen invisibles, que no te dejan ir. monstruos que te susurran mentiras que te crees, que te insultan, te manipulan y convencen. monstruos que crean una niebla en el cerebro con la que es difícil ver.
winston churchill comparó su depresión a un "perro negro" y a mi siempre me viene a la mente el sirviente de "la nada", gmork, de mi querida "la historia interminable". ese lobo aparentemente fiel y leal, inteligente, silencioso, tumbado plácidamente a tus pies que puede que, cuando menos lo esperes, se gire y te muerda.
dentro de esa espiral, constante e infinita, intentando amansar la fiera mientras recibes infinidad de mordiscos, una por fin se da cuenta que el monstruo siempre va a estar ahí, atento y al acecho. esperando ese ligero despiste, esa leve señal, esa tenue mueca. y así poder avanzar paulatinamente hacia el centro de tu mente.
y como en "la historia interminable", supongo que en vez de quedarme quieta (como la emperatriz infantil) o intentar luchar contra "la nada" (como atreyu), una tiene que aprender a hablar, a describir, a expulsar, a escribir, a crear, a imaginar. en resúmen, a nombrar, como tuvo que hacer bastian, el niño humano que descubre, al final, que la solución siempre la tuvo en sus manos desde el principio.
solo tenía que creer.